«El cristianismo nunca debió ser una religión», afirma teóloga participante del Sínodo
– Estas declaraciones forman parte de un artículo titulado Del Sínodo al jubileo: construyendo comunidad en diálogo, en el que reflexiona sobre la naturaleza del cristianismo y su evolución histórica hacia una institución organizada con jerarquías.
Cristina Inogés. Foto por:Diocesis de Malaga
(CATOLIN).– Cristina Inogés, teóloga española y participante en el Sínodo de la Sinodalidad por designación del Papa Francisco, ha causado controversia al afirmar que «el cristianismo no debió convertirse nunca en una religión». Estas declaraciones forman parte de un artículo titulado Del Sínodo al jubileo: construyendo comunidad en diálogo, en el que reflexiona sobre la naturaleza del cristianismo y su evolución histórica hacia una institución organizada con jerarquías.
Crítica a la institucionalización del cristianismo
Inogés argumenta que Jesús no fundó una religión con estructuras y jerarquías, sino que promovía una forma de vida basada en la fraternidad. Según ella, la institucionalización del cristianismo separó a una minoría de sacerdotes, el clero, que adquirió una influencia desproporcionada sobre el resto de la comunidad cristiana. La teóloga sostiene que Jesús vivió su misión en la vida cotidiana, alejado del templo y que su único enfrentamiento en los Evangelios fue precisamente contra el abuso de poder en el templo, al expulsar a los mercaderes.
Origen y propósito del Sínodo de la Sinodalidad
Inogés sitúa los orígenes del Sínodo de la Sinodalidad en la Conferencia de Aparecida de 2007 y el discurso del Papa Francisco al inicio de su pontificado, destacando la falta de gestos triunfalistas en su saludo inicial. Para la teóloga, el Sínodo debe basarse en la idea de que Jesucristo no dejó una estructura eclesial prediseñada, sino una forma de vida en comunidad, basada en el servicio y el diálogo, sin las cargas institucionales que han surgido con el tiempo.
Interpretación de la Eucaristía
Una de las secciones más controvertidas del artículo de Inogés es su interpretación de la Eucaristía. La teóloga afirma que en la celebración de la Pascua, que luego se convirtió en la Última Cena, lo más importante no es el cuerpo y la sangre de Cristo, sino el acto de servicio que Jesús realizó al lavar los pies de sus discípulos. Según Inogés, este gesto muestra que la lógica de Jesús es la del servicio, no la del poder, y critica que la Iglesia haya convertido esta celebración en un ritual centrado en el sacrificio.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en los números 1322 al 1419, define la Eucaristía como el sacramento central del cristianismo, instituido por Cristo para hacerse presente en la vida de los fieles. Según el Código de Derecho Canónico, la comunión está reservada para los bautizados que no estén en estado de pecado grave, excepto en situaciones de urgencia, lo que contrasta con la visión de Inogés de que «La Mesa es para todos», sin excepciones.
Reflexiones sobre la figura del sacerdote
Inogés también ofrece una visión crítica sobre el rol del sacerdocio. Sostiene que la formación de los seminaristas y la vida sacerdotal están demasiado centradas en configurar al sacerdote como un representante de Cristo siervo, pastor y sacerdote, descuidando su humanidad. Además, advierte sobre el riesgo de que los sacerdotes se conviertan en «funcionarios sacramentales» y «hombres de reuniones», alejándose de la vida comunitaria y del servicio directo a los fieles.
La teóloga propone que los púlpitos se transformen en espacios de diálogo y los confesionarios en lugares de acogida, desafiando la manera tradicional en que la Iglesia ha entendido estos sacramentos y servicios.
El Concilio Vaticano II y la sinodalidad
Hacia el final de su artículo, Inogés vincula el Sínodo de la Sinodalidad con el Concilio Vaticano II, el evento eclesial más relevante del siglo XX, que tuvo como objetivo actualizar la relación de la Iglesia con el mundo moderno. Según la teóloga, el Jubileo convocado por el Papa Francisco debe verse como una extensión del espíritu del Concilio Vaticano II, el cual, en su opinión, fue rápidamente olvidado y desvirtuado.
Para Inogés, el Sínodo representa una oportunidad para que la Iglesia recupere el «sueño conciliar» y se reconstruya según los ideales propuestos por el Vaticano II, evitando repetir los errores cometidos desde entonces.
Propuesta de reformulación del Credo
Como conclusión de su artículo, Inogés sugiere una reformulación del Credo que resuma su visión de una Iglesia más inclusiva y abierta: “Creo en una Iglesia santa, católica, apostólica y para todos, todos, todos. Amén”. Esta frase refleja su propuesta de una Iglesia menos institucionalizada y más centrada en las personas, sin distinciones ni exclusiones.
CEO de CATOLIN, Lic. en comunicación por la Universidad Anáhuac Veracruz Campus Xalapa, Mtro. en Mercadotecnia por la Universidad de Xalapa, Fotógrafo y rapero católico.