¿Quién es el Cardenal Robert Sarah?
– ¿Quién es este purpurado africano que ha cautivado a tantos católicos con su firme defensa de la fe y de la liturgia?

Cardenal Robert Sarah
(CATOLIN).- El cardenal Robert Sarah, originario de Guinea y con una trayectoria eclesial que une firmeza doctrinal, fidelidad pastoral y profundo amor por la liturgia, se ha convertido en una de las voces más respetadas —y también más controvertidas— dentro del Colegio Cardenalicio. A sus casi 80 años, se le considera un «papable» improbable, pero su perfil espiritual e intelectual sigue siendo referente para muchos fieles y clérigos que anhelan una Iglesia centrada en Dios y no en el mundo.
Nacido de padres paganos conversos, Sarah fue el obispo más joven del mundo en 1979 y ejerció como arzobispo de Conakri durante dos décadas, dando testimonio heroico frente a la dictadura socialista y musulmana de Sékou Touré. Posteriormente fue llamado a Roma por san Juan Pablo II y creado cardenal por Benedicto XVI, con quien compartió una profunda sintonía teológica y litúrgica.
Una fidelidad puesta a prueba
El Papa Francisco lo nombró Prefecto de la Congregación para el Culto Divino en 2014. Aunque Sarah siempre mantuvo un tono de respeto y lealtad institucional hacia el Pontífice, no tardaron en surgir fricciones, especialmente en temas doctrinales, litúrgicos y pastorales.
1. La moral familiar y Amoris Laetitia
Durante los Sínodos sobre la Familia (2014-2015), el cardenal Sarah defendió con firmeza la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio indisoluble y la imposibilidad de admitir a la comunión a divorciados vueltos a casar. Esta posición contrastó directamente con las aperturas planteadas en la exhortación apostólica Amoris Laetitia, lo que generó una tensión silenciosa. Muchos esperaban que Sarah criticara abiertamente el documento, pero él optó por el silencio respetuoso, lo cual fue interpretado de diversas maneras: algunos como prudencia, otros como falta de claridad profética.
2. La liturgia: epicentro de la confrontación
Sarah es considerado uno de los más grandes defensores de la «reforma de la reforma» litúrgica iniciada por Benedicto XVI. Promovió el retorno a la celebración ad orientem (mirando al Este, hacia el sagrario), recordando que esta forma es litúrgicamente válida y profundamente simbólica. Sin embargo, tras sus declaraciones públicas en 2016 alentando a los sacerdotes a retomar esta práctica, la Santa Sede emitió una «aclaración» que desautorizó sus palabras y subrayó que la Misa debía celebrarse versus populum (de cara al pueblo) siempre que fuera posible.
La escena se repitió con otros temas. Por ejemplo, Sarah insistió en que la Congregación para el Culto tenía la última palabra sobre la aprobación de traducciones litúrgicas, pero días después el Papa Francisco publicó la carta Magnum Principium, cediendo esa autoridad a las Conferencias Episcopales. Fue otra desautorización pública, que debilitó políticamente a Sarah dentro de la curia.
3. Celibato sacerdotal y Sínodo de la Amazonía
En 2020, el cardenal Sarah publicó el libro Desde lo profundo de nuestros corazones, defendiendo el celibato sacerdotal en coautoría con el Papa emérito Benedicto XVI. El momento fue clave: la obra apareció justo antes de que se publicara Querida Amazonía, tras el Sínodo que proponía ordenar hombres casados. El libro fue visto como un intento de presión para que el Papa mantuviera la disciplina tradicional, lo que no fue bien recibido por algunos sectores vaticanos.
4. Fiducia supplicans: el rechazo total
Más recientemente, Sarah se ha mostrado claramente en contra del documento Fiducia supplicans, que autoriza —según interpretación de muchos— la bendición de parejas del mismo sexo. El cardenal no ha dudado en calificar este gesto como una distorsión de la enseñanza cristiana, afirmando que “lo que viene del Enemigo no puede ser bendecido”. Estas palabras lo colocan entre los principales críticos del actual enfoque pastoral del Vaticano sobre cuestiones de moral sexual.
5. La liturgia tradicional: reconciliación vs. supresión
Sarah, aunque no se define como «tradicionalista», comparte el deseo de Benedicto XVI de lograr una reconciliatio liturgica, es decir, una convivencia pacífica entre la forma ordinaria (Novus Ordo) y la forma extraordinaria (Misa tradicional). Esta posición lo distanció del Papa Francisco, cuyo motu proprio Traditionis custodes impuso severas restricciones a la celebración de la Misa según el Misal de 1962. Para Sarah, la unidad litúrgica no se logra por imposición, sino por comunión en lo sagrado.
Un testimonio que incomoda… y fortalece
Sarah no se ha rebelado ni ha roto la comunión con el Papa. No ha pronunciado ataques personales ni ha promovido rupturas. Pero su silencio, su resistencia serena y su constante predicación centrada en la cruz, el sacrificio y la obediencia a Dios lo han convertido en figura de referencia para quienes perciben una deriva secularista en la Iglesia actual.
Lejos de marginarse tras su jubilación en 2021, el cardenal ha ganado libertad para hablar, escribir y viajar. Su obra Dios o nada es un manifiesto espiritual que resume su visión: o Dios ocupa el centro, o la Iglesia pierde su sentido.
Su perfil sigue siendo uno de los más admirados por fieles y obispos que anhelan una reforma auténtica, no en ruptura con la Tradición, sino en continuidad con la Verdad revelada.
¿Un papable improbable?
Aunque su avanzada edad y su clara oposición a ciertas líneas del pontificado actual dificultan su elección como Papa, Sarah representa una opción de coherencia, fidelidad doctrinal y renovación espiritual. Para algunos, sería una vuelta a la claridad de Benedicto XVI; para otros, un riesgo de división.
Pero, como él mismo ha dicho: «No se trata de agradar al mundo. Se trata de agradar a Dios».
Recemos por él.

CEO de CATOLIN, Lic. en comunicación por la Universidad Anáhuac Veracruz Campus Xalapa, Mtro. en Mercadotecnia por la Universidad de Xalapa, Fotógrafo y rapero católico.