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“Ningún concilio, ningún sínodo, ninguna autoridad eclesiástica tiene el poder de inventar un sacerdocio femenino”

– Explicó que “la fe católica profesa que el sacramento del Orden, instituido por Cristo Señor, es uno, es idéntico para la Iglesia universal”.

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Cardenal Sarah.

(CATOLIN).– El Cardenal Robert Sarah, prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, subrayó que “el sacerdocio es único” y advirtió que “ningún concilio, ningún sínodo” puede “inventar un sacerdocio femenino.»”.

A través de su conferencia sobre el sacerdocio, titulada “Siervas gozosas del Evangelio”, impartida en el Seminario Conciliar de la Ciudad de México, el prefecto emérito aseguró que nadie “tiene el poder de transformar este don divino para adaptarlo y reducir su valor trascendente al campo cultural y ambiental”.

“Ningún concilio, ningún sínodo, ninguna autoridad eclesiástica tiene el poder de inventar un sacerdocio femenino… sin dañar gravemente la fisonomía perenne del sacerdote, su identidad sacramental, dentro de la renovada visión eclesiológica de la Iglesia, misterio, comunión y misión”, enfatizó.

Explicó que “la fe católica profesa que el sacramento del Orden, instituido por Cristo Señor, es uno, es idéntico para la Iglesia universal. Para Jesús, no existe un sacerdocio africano, alemán, amazónico o europeo. El sacerdocio es único, es idéntico para la Iglesia universal”.

Entre otras cosas, el Cardenal reflexionó sobre “ser sacerdote” y subrayó que “el sacerdocio es un misterio grande, grande, un don tan grande que sería un pecado desperdiciarlo”.

“Es un don divino que hay que recibir, comprender y vivir, y la Iglesia siempre ha buscado comprender y profundizar en el ser real y propio del sacerdote, como hombre bautizado, llamado a ser un alter Christus, otro Cristo, más aún un ipse Christus, Cristo mismo, para representarle, conformarse a Él, configurarse y mediar en Cristo con la ordenación sacerdotal”.

“El sacerdote es un hombre de Dios que está día y noche en la presencia de Dios para glorificarlo, para adorarlo. El sacerdote es un hombre inmolado en sacrificio para prolongar el sacrificio de Cristo por la salvación del mundo”, agregó.

El Cardenal señaló que la “primera tarea” de los sacerdotes “es rezar, porque el sacerdote es un hombre de oración: Comienza su día con el Oficio de Lecturas y termina su día con el Oficio. Un sacerdote que no reza está a punto de morir. Una Iglesia que no reza es una Iglesia muerta”, advirtió.

En cuanto a la falta de vocaciones sacerdotales, animó a los fieles a rezar porque “no es que seamos pocos”.

“Cristo ordenó 12 para todo el mundo. ¿Cuántos somos sacerdotes hoy? Somos cerca de 400.000 sacerdotes en el mundo. Somos demasiados”, dijo, citando la observación que realizó el Papa Gregorio Magno en el siglo VII.

“Muchos han aceptado el sacerdocio, pero no están haciendo el trabajo del sacerdote. Así que, como respuesta, debemos rezar. Pedirle que envíe trabajadores a su mies, rezar. Y mostrar que los sacerdotes somos felices, porque si los jóvenes ven que estamos tristes, no atraeremos a nadie”, señaló, “Tenemos que ser felices, aunque estemos sufriendo”, concluyó el prefecto emérito.

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