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Hoy recordamos a las 16 carmelitas de Compiègne

– “Me hice monja con mucho gusto y mantendré mi hábito aun a costa de sangre”.

Hoy recordamos a las 16 carmelitas de Compiegne

16 beatas carmelitas de Compiègne, mártires. Foto por: Dominio Público

(CATOLIN).– Hoy 17 de julio se recuerda la memoria de las 16 beatas carmelitas de Compiègne, mártires.

Eran un grupo de dieciséis monjas carmelitas descalzas de las cuales once eran monjas, dos hermanas laicas, dos monjas externas y una novicia, ejecutadas en París el 17 de julio de 1794 por negarse a renunciar a su voto monástico durante la Revolución Francesa.

Fueron beatificados el 27 de mayo de 1906 por san Pío X.

Al respecto, el Papa Juan Pablo I, en el Ángelus del 24 de septiembre de 1978, recordó el ejemplo de estos carmelitas y dijo: “Quedándose en último lugar, la Priora Madre Teresa de San Agustín pronunció estas palabras: “El amor siempre saldrá victorioso; ¡el amor lo puede todo!”. […]. Pidamos al Señor una nueva oleada de amor por el prójimo sumergido en este pobre mundo”.

La historia resalta que las Prioras de tres Monasterios Carmelitas franceses, en nombre de los demás, enviaron su “proclamación” a la Asamblea Nacional diciendo “En la base de nuestros votos está la mayor libertad: en nuestras casas reina la más perfecta igualdad; confesamos ante Dios que somos verdaderamente felices”.

La Asamblea Nacional les respondió enviando una multitud de oficiales a las puertas de los monasterios para ofrecerse como libertadores.

Entre octubre de 1793 y el verano de 1794, los #sin culottes” y sin Dios desencadenaron “el gran Terror”, que llevaría a la total descristianización.

La guillotina funcionó todos los días, cuyas víctimas más numerosas e inocentes fueron sacerdotes, religiosos, creyentes, acusados de odio a la Fe.

Los oficiales de la Revolución también llegaron al Carmelo de Compiègne donde vivían dieciséis monjas, encabezadas por la Priora Madre Teresa de San Agustín. Fueron convocados uno por uno, para que declararan “libremente” que querían salir del Monasterio. Sus respuestas fueron meticulosamente registradas por sus perseguidores y asesinos.

La mayor decía: “Soy Hermana desde hace 56 años y quisiera tener otros tantos para consagrarlos todos al Señor”.

Otra dijo: “Me hice monja con mucho gusto y mantendré mi hábito aun a costa de sangre”.

Así, con palabras semejantes, repetían todas, hasta la más joven que hacía unos meses profesa: “Nada me inducirá a abandonar a mi Esposo Jesús”.

En la Pascua de 1792, la priora de Compiègne propone a sus hermanas que se ofrezcan con ella “en un holocausto para aplacar la ira de Dios y para que su paz sea devuelta a la Iglesia y al Estado”.

Sor Enriqueta en nombre de todos, le dio las gracias; luego, dirigiéndose a las hermanas, dijo: “Habéis oído que nos condenan por el cariño que tenemos a nuestra santa Religión. ¡Gracias a Aquel que nos precedió en el camino de la Cruz! ¡Qué alegría y qué consuelo poder morir por nuestro Jesús!”.

Eran las seis de la tarde cuando, condenados a muerte, con las manos atadas a la espalda, subieron a dos carros para ser conducidos a la guillotina. En medio de la multitud que se reunía al borde del camino, en su último viaje, cantaban Completas como en el Monasterio al atardecer de cada día.

Entre asombro y silencio, la gente atónita y en silencio, escuchó entonar con voz muy dulce el himno Te lucis ante terminum , luego el Miserere y la Salve Regina , como si fueran a una esperada y preparada fiesta.

Al pie del escenario, la Priora pidió morir la última, para asistir a sus “Hijas” como una verdadera madre. En sus manos, las monjas renovaron sus votos y besaron la medalla de Nuestra Señora.

En ese momento, la Madre Teresa entonó el Veni Creator Spiritus , mientras los más pequeños subían primero al patíbulo.
Al canto del himno al Espíritu de Cristo, la canción se hacía más débil, sus cabezas cayeron una por una bajo la hoja. La última fue la priora. Era el 17 de julio de 1794.

Estas fueron las dieciséis carmelitas de Compiègne:

  1. Sor Saint Louis (Marie-Anne Brideau, 41 años), nacida el 7 de diciembre de 1751 en Belfort.
  2. Suor Eufrasia de la Inmaculada Concepción (Marie Claude Cyprienne Brard, 57 años), nacida el 12 de mayo de 1736 en Bourth.
  3. Suor Julie-Louise de Jesus (Rose Chrétien de Neuville, 53 años), nació el 30 de diciembre de 1741 en Évreux.
  4. Suor Sainte Marthe (Marie Dufour, 51 años), nacida el 2 de octubre de 1741 en Bannes.
  5. Sor Constance de Jésus (Marie-Geneviève Meunier, 28 años, novicia), nacida el 28 de mayo de 1765 en Saint-Denis.
  6. Sor Marie-Henriette de la Providence (Anne Pelras, 34 años), nacida el 16 de junio de 1760 en Cajarc.
  7. Sor Anne-Marie de Jésus Crucificado (Marie-Anne Piedcourt, 79 años), nacida el 9 de diciembre de 1715 en París.
  8. Suor Marie du Saint-Esprit (Angélique Roussel, 52 anni, conversa), nata il 3 agosto 1742 a Fresnes-Mazancourt.
  9. Madre Teresa de San Agustín (Madeleine Claudine Lidoine, 41 años), nacida el 22 de septiembre de 1752 en París.
  10. Sor Thérèse de Saint Ignace (Marie Gabrielle Trézel, 51 años), nacida el 4 de abril de 1743 en Compiègne.
  11. Suor Charlotte de la Resurrección (Anne Marie Madeleine Françoise Thouret, 79 años), nació el 16 de septiembre de 1715 en Mouy.
  12. Hermana Saint François-Xavier (Juliette Verolot, 30 años, conversación), nacida el 13 de enero de 1764 en Lignières.
  13. Sor Thérèse du Cœur de Marie (Marie-Antoinette Hanisset, 52 años), nacida el 18 de enero de 1742 en Reims.
  14. Sor Catalina (Catherine Soiron, 52 años, monja externa), nacida el 2 de febrero de 1742 en Compiègne.
  15. Sor Thérèse (Thérèse Soiron, 43 años, monja externa), nacida el 23 de enero de 1748 en Compiègne.
  16. Madre Henriette de Jésus (Marie Françoise Gabrielle de Croissy, 49 años), nacida el 18 de junio de 1745 en París.
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