“Todo matrimonio, es un don de Dios”, Papa Francisco
-“No hay que idealizar el matrimonio, como si sólo existiera donde no hay problemas”, afirmó el Papa.

Papa Francisco. Foto por: Infocatolica
Por: Ale Villegas
(CATOLIN).– En el marco de la inauguración del Año Judicial, el Santo Padre recibió en audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota Romana, con quienes realizó una reflexión sobre el matrimonio.
“En la Iglesia y en el mundo hay una fuerte necesidad de redescubrir el significado y el valor de la unión conyugal entre un hombre y una mujer, sobre la que se funda la familia”, dijo el Papa Francisco en su introducción
Afirmó el Santo Padre que el matrimonio según la revelación cristiana “no es una ceremonia o un acontecimiento social, ni una formalidad; tampoco es un ideal abstracto: es una realidad con su precisa consistencia, no una mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de acuerdo con la sensibilidad de cada uno”.
De ahí la pregunta del Papa respecto a la posibilidad de que se produzca una unión “tan involucrante” entre un hombre y una mujer, dadas las limitaciones y la fragilidad del ser humano.
Al respecto, el Papa dijo una respuesta sencilla y profunda, que nos la da Jesús: “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido” (Mt 19,6).
Como señala el Concilio Vaticano II “es el mismo Dios el autor del matrimonio y esto puede entenderse referido a toda unión conyugal. Todo esto nos lleva a reconocer que todo verdadero matrimonio, incluso el no sacramental, es un don de Dios a los cónyuges”.
Constató que la indisolubilidad “se concibe a menudo como un ideal”, y que tiende a prevalecer la mentalidad de que “el matrimonio dura mientras hay amor. Pero, ¿de qué amor se trata?”, cuestionó. Posteriormente, afirmó que “también en este caso suele haber desconocimiento del verdadero amor conyugal, reducido al plano sentimental o a la mera satisfacción egoísta”.
El amor conyugal, en cambio, “es inseparable del matrimonio mismo, en el que el amor humano, frágil y limitado, se encuentra con el amor divino, siempre fiel y misericordioso”.
“¿Puede haber amor “debido”?” Volvió a cuestionar el Papa. En este contexto, explicó que “se encuentra en el mandamiento del amor, tal como lo dio Cristo: ‘Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros’”.
“Podemos aplicar este mandamiento al amor conyugal, también un don de Dios”.
Por tanto, se trata de un mandamiento que puede cumplirse “porque es Él mismo quien sostiene a los esposos con su gracia”. Es un don confiado a su libertad con sus limitaciones y caídas, de modo que el amor entre marido y mujer necesita una purificación y maduración continuas, comprensión mutua y perdón. Las crisis – dijo el Santo Padre – no se resuelven ocultándolas, sino con el perdón mutuo.
“No hay que idealizar el matrimonio, como si sólo existiera donde no hay problemas”, afirmó.
El Papa Francisco aseguró que la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino, y es necesario, “redescubrir la realidad permanente del matrimonio como vínculo”.
A veces se mira esta palabra con recelo, como si fuera una imposición externa, una carga, una “atadura” que se opone a la autenticidad y la libertad del amor. Si, por el contrario, el vínculo se entiende precisamente como vínculo de amor, entonces se revela como el núcleo del matrimonio, como un don divino que es fuente de verdadera libertad y que custodia la vida matrimonial.
Motivo por el cual, “la pastoral prematrimonial y la pastoral matrimonial deben ser ante todo una pastoral del vínculo, donde se aporten elementos que ayuden tanto a madurar el amor como a superar los momentos duros”.
Los aportes, menciona el Papa Francisco, “no son únicamente convicciones doctrinales” y no pueden reducirse “a los preciosos recursos espirituales que siempre ofrece la Iglesia”, sino deben ser “caminos prácticos, consejos bien encarnados, tácticas tomadas de la experiencia, orientaciones psicológicas”.
Finalmente, con una invocación al Espíritu Santo para que derrame sus dones sobre los presentes comprometidos en el “servicio a la verdad del matrimonio”, el Papa dirigió su pensamiento a los matrimonios en crisis, y externo que la Iglesia “los acompaña con amor y esperanza, tratando de sostenerlos”, y sugirió un recurso “fundamental” para afrontar y superar las crisis: “renovar la conciencia del don recibido en el sacramento del matrimonio, don irrevocable, fuente de gracia con la que siempre podemos contar”.
La luz sobre el propio matrimonio es una parte esencial del camino de la reconciliación. “Así, la fragilidad, que siempre permanece y acompaña también a la vida conyugal, no llevará a la ruptura, gracias a la fuerza del Espíritu Santo”, concluyó.

Ale Villegas es jefa de redacción en CATOLIN, Licenciada en Derecho por la Universidad Veracruzana (UV) y en Geografía por la Universidad Veracruzana.