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Santa Margarita María de Alacoque: Apóstol del Sagrado Corazón

– Su vida no estuvo exenta de pruebas. Después de hacer su primera Comunión a los nueve años, Margarita comenzó a practicar severas mortificaciones corporales, un signo de su temprana entrega a la penitencia. Sin embargo, una parálisis la postró en la cama durante cuatro años.

Santa Margarita Maria de Alacoqu

Santa Margarita. Foto por: ec.aciprensa

(CATOLIN).– Santa Margarita María de Alacoque, religiosa de la Orden de la Visitación y principal exponente de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, nació el 22 de julio de 1647 en Lhautecour, Francia. Desde su infancia, mostró una inclinación especial por la vida espiritual y una profunda veneración hacia el Santísimo Sacramento. Esta conexión espiritual fue notable desde sus primeros años, prefiriendo la oración y el silencio antes que las distracciones propias de la niñez.

Su vida no estuvo exenta de pruebas. Después de hacer su primera Comunión a los nueve años, Margarita comenzó a practicar severas mortificaciones corporales, un signo de su temprana entrega a la penitencia. Sin embargo, una parálisis la postró en la cama durante cuatro años. Fue durante este periodo que hizo una promesa a la Santísima Virgen de consagrarse a la vida religiosa, tras lo cual fue sanada milagrosamente. Este evento marcó el inicio de una vida mística intensa, caracterizada por experiencias profundas con Cristo.

Los Años de Sufrimiento y su Conversión Radical

La muerte de su padre sumió a su familia en la pobreza, lo que aumentó el sufrimiento en su vida. Sin embargo, este periodo de dificultades materiales fue también un tiempo de consolación espiritual para Margarita, quien encontraba fortaleza en el Santísimo Sacramento. A los 17 años, tras recuperar la propiedad familiar, su madre insistió en que se estableciera en el mundo, lo que llevó a Margarita a considerar abandonar su promesa de infancia. Aunque intentó vivir una vida más mundana, fue detenida por una experiencia mística que cambiaría su vida para siempre.

En una de las visiones más impactantes que tuvo, Cristo se le apareció después de un baile, azotado y ensangrentado, reprochándole por su infidelidad. Este evento la llevó a un profundo arrepentimiento por lo que ella consideraba sus faltas: el uso de adornos superfluos y el haber participado en un carnaval. Convencida de su llamado a la vida religiosa, ingresó al Convento de la Visitación en Paray-le-Monial el 25 de mayo de 1671, donde se enfrentó a pruebas rigurosas para confirmar su vocación.

El Sagrado Corazón de Jesús y la Hora Santa

Margarita María fue especialmente elegida por Cristo para llevar al mundo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, una misión que se le reveló en diversas visiones. En una de las más importantes, Jesús le manifestó Su deseo de que se celebrara una fiesta en honor a Su Sagrado Corazón, fijada para el viernes posterior a la octava de Corpus Christi. Esta devoción, que buscaba reparar las ofensas contra el amor de Dios, incluía prácticas como la Hora Santa, que Margarita realizaba en oración postrada desde las once de la noche hasta la medianoche, en conmemoración de la agonía de Cristo en el Huerto de Getsemaní.

El establecimiento de la devoción de los primeros viernes de cada mes, con la recepción de la Sagrada Comunión como acto reparador, fue otro de los pilares fundamentales que Cristo le confió. A través de estas revelaciones, el Sagrado Corazón se presentó a Margarita como un símbolo del amor incondicional y misericordioso de Dios hacia la humanidad, acompañado de promesas para aquellos que abrazaran esta devoción. Cristo la llamaba “la Amada Discípula del Sagrado Corazón” y le confió Sus tesoros espirituales.

Persecución y Reconocimiento en su Comunidad Religiosa

A pesar de la grandeza de sus revelaciones, Margarita María no fue exenta de críticas y desconfianza. Dentro de su comunidad, muchas de sus hermanas la consideraban una visionaria y dudaban de la autenticidad de sus experiencias. Sus superiores le impusieron diversas pruebas para evaluar la solidez de su vocación, ordenándole vivir la vida común sin destacar por sus experiencias místicas.

Sin embargo, Margarita aceptó estas pruebas con humildad, obedeciendo en todo momento a sus superioras y mostrando una caridad inquebrantable hacia quienes la criticaban. Esta disposición de obediencia, unida a su sufrimiento y perseverancia, eventualmente ganó la confianza de su comunidad, quienes empezaron a reconocer la autenticidad de su misión.

Últimos Años y Canonización

En sus últimos años, Margarita María sufrió una serie de enfermedades graves, que aceptó con profunda resignación, rehusando paliativos y expresando constantemente su deseo de estar unida a Cristo en su sufrimiento. Su vida culminó el 17 de octubre de 1690, cuando falleció pronunciando el Santo Nombre de Jesús. A pesar de la controversia que rodeó su misión en vida, la influencia de Margarita y su devoción al Sagrado Corazón se extendieron rápidamente.

Después de años de examen minucioso, la Iglesia reconoció la autenticidad de las revelaciones de Santa Margarita. El Papa León XII la declaró venerable en 1824, seguida de su beatificación por el Papa Pío IX en 1864, y finalmente, su canonización por Benedicto XV en 1920. Cuando su tumba fue abierta en 1830, se reportaron curaciones instantáneas, lo que reafirmó la santidad de su vida.

El Legado Duradero de la Devoción al Sagrado Corazón

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tal como fue promovida por Santa Margarita, se convirtió en una de las prácticas más queridas dentro de la espiritualidad católica. Esta devoción, profundamente arraigada en el deseo de reparar las ofensas hechas al amor divino, sigue siendo practicada por millones de fieles alrededor del mundo.

El cuerpo incorrupto de Santa Margarita María reposa en la capilla de Paray-le-Monial, Francia, un lugar de peregrinación que atrae a devotos de todas partes del mundo, donde se continúan reportando favores y curaciones a través de su intercesión.



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