(CATOLIN).– En el marco del Sínodo de la Sinodalidad, Donata Horak, una influyente canonista italiana, presentó una propuesta en la que argumenta que la Iglesia Católica debería estar gobernada por sínodos representativos con un equilibrio de género y con el poder de tomar decisiones, no solo de emitir recomendaciones consultivas. La propuesta, que realizó el 9 de octubre en un foro teológico celebrado en la sede mundial de los jesuitas en Roma, ha generado un debate en torno al modelo de gobierno eclesial y los posibles cambios en el Derecho Canónico.

Horak, quien ha colaborado anteriormente con el exclusivo Consejo de Cardenales del Papa Francisco, criticó el enfoque actual de los sínodos, describiéndolos como estructuras de autoridad «monárquicas», donde los votos son solo consultivos y no deliberativos. En su intervención, calificó esta práctica como “despectiva” desde una perspectiva democrática. «Quien solo tiene un voto consultivo no cuenta», señaló la canonista, argumentando que esto no refleja adecuadamente la corresponsabilidad que debería existir entre los fieles en el gobierno de la Iglesia.

La canonista propuso que los sínodos futuros deberían ser representativos del Pueblo de Dios, tomando en consideración no solo los antecedentes profesionales y las habilidades de sus miembros, sino también las diferencias de género. Este equilibrio, según Horak, permitiría que los organismos sinodales reflejen más fielmente la comunidad eclesial a la que sirven y promuevan una mayor corresponsabilidad en la toma de decisiones.

Además, Horak hizo hincapié en la importancia de otorgar a los sínodos un poder deliberativo, sugiriendo que los Papas podrían aceptar los documentos finales aprobados por estos sínodos como magisteriales. Incluso propuso que se incluyan los nombres de todos los participantes en dichos documentos, un cambio que sería posible gracias a las reformas canónicas implementadas por el Papa Francisco en 2018 con Episcopalis communio, que otorgó mayor relevancia a los sínodos episcopales. Según Horak, este enfoque sería «paradigmático» y ayudaría a construir una Iglesia más corresponsable y participativa.

Aunque Horak no forma parte formalmente del Sínodo de la Sinodalidad, su intervención ha sido notable por el peso que tiene dentro de los debates en curso. Su presentación coincidió con las discusiones sobre posibles cambios en el Derecho Canónico, específicamente sobre la posibilidad de modificar el estatus de los consejos pastorales y otros cuerpos consultivos de la Iglesia, que actualmente solo tienen un voto consultivo.

Horak destacó que su propuesta se basa en la tradición católica y en la teología del Concilio Vaticano II, que, según ella, no ha sido plenamente implementada en el Código de Derecho Canónico de 1983. Afirmó que la Iglesia no debe abrazar un modelo puramente democrático ni monárquico, sino algo más profundo, que refleje la sinodalidad auténtica con una corresponsabilidad distribuida entre distintos sujetos y organismos interministeriales.

El foro en el que participó Horak fue uno de los cuatro programados en el Sínodo de la Sinodalidad, diseñado para ofrecer a teólogos y canonistas una oportunidad de contribuir al trabajo de la asamblea sinodal. La discusión en torno a sus propuestas ha encendido el debate sobre el papel que juegan tanto los clérigos como los laicos en la estructura de gobierno de la Iglesia, en un momento en que el Sínodo explora la posibilidad de redefinir cómo se toman las decisiones dentro de la Iglesia.

Esta presentación será parte del libro Poder y Vida: Economía y Derecho para una Iglesia de Mujeres y Hombres, que será publicado el 18 de octubre, en el cual se aboga por la eliminación de toda discriminación en la Iglesia, con especial énfasis en la igualdad de género.