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Indígenas de Santa Anita, Guachochi, reconstruyen su iglesia destrozada por balacera

– Los indígenas tarahumaras emprendieron la reconstrucción con sus propias manos y con recursos limitados, demostrando una profunda fe y el deseo de restaurar su centro de reunión y oración.

Plantilla Oficial Catolin

Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe. Foto: Facebook

(CATOLIN).- En Santa Anita, Guachochi, Chihuahua, la comunidad indígena tarahumara emprende la reconstrucción de su icónica Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, devastada por una balacera perpetrada por criminales locales, el pasado 6 de junio.

Los indígenas tarahumaras emprendieron la reconstrucción con sus propias manos y con recursos limitados, demostrando una profunda fe y el deseo de restaurar su centro de reunión y oración.

El párroco de Guachochi, el padre Enrique Urzúa Romero, compartió a través de la cuenta oficial de Facebook de la iglesia el compromiso y dedicación de la comunidad en esta empresa de amor y esperanza.

«Han sido tiempos difíciles, pero hoy la comunidad tanto mestiza como indígena, deseando recuperar la vida, a pesar de la incertidumbre y el miedo, han comenzado a reparar su templo con sus propios recursos, que no son muchos, pero con todo el entusiasmo y esperanza», expresó el padre Urzúa Romero.

El llamado a la solidaridad no se ha hecho esperar. El párroco ha pedido a las personas de buena voluntad que deseen contribuir a esta noble causa que consideren donar imágenes para el altar principal, que también sufrió daños en el incidente.

«Cómo pastor de esta comunidad quiero pedirles a las personas de buena voluntad que nos quieran ayudar en la donación de alguna de las imágenes del altar principal que también fueron dañadas. Un Cristo, la Virgen de Guadalupe y la patrona Santa Ana con San Joaquín. Gracias por su atención, apoyo y oración constante por la paz de nuestros pueblos», solicitó el sacerdote.

Los hechos violentos que ocurrieron en junio, dejando un trágico saldo de un joven fallecido y numerosos impactos de bala en las paredes de la iglesia, no han logrado doblegar la voluntad y la resolución del pueblo rarámuri.

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