Getsemaní se cubre de pétalos rojos en honor a la Sangre de Cristo
-En la celebración de la Preciosísima Sangre, los franciscanos de Tierra Santa reavivan el símbolo de la sangre de Jesús y su poder para sanar, reconciliar y dar vida.

Petalos en Getsemaní. Foto por: custodia.org
Por : Rolando Tobit Bonilla
(CATOLIN). – En el corazón de Getsemaní, el lugar donde Jesús sudó sangre antes de ser entregado, los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa celebraron este 1 de julio la fiesta de la Preciosísima Sangre del Señor, con una solemne Misa presidida por el Fray Francesco Patton, concluyendo así su servicio como Custodio de Tierra Santa tras nueve años. En la celebración participaron numerosos sacerdotes y fieles.
Una tradición cargada de simbolismo
Durante la Misa, Fray Patton esparció pétalos de rosas rojas sobre la roca de la agonía dentro de la Basílica de Getsemaní, siguiendo la tradición que evoca la sangre derramada por Cristo en ese lugar. La roca conmemora la oración angustiosa de Jesús en la noche del Jueves Santo, cuando, según la tradición, sudó sangre antes de su arresto.
“La sangre de Cristo llega a nosotros”
En su homilía, el Custodio destacó cómo la sangre del Señor traza un camino espiritual: “Va desde Nazaret a Getsemaní, de allí al Calvario, para pasar al altar de cada Misa y luego a cada uno de nosotros”. Añadió que esa sangre beneficia nuestra vida, nuestra historia y el cosmos, y que “será el motor interior que llevará a Jesús a compartir toda situación humana de fragilidad”.
Don e instrumento de salvación
Fray Patton subrayó que toda la vida de Cristo es ya sangre derramada, porque “fue toda entregada por amor al Padre, a nosotros y a toda criatura”. En Getsemaní —dijo— se revela cuán difícil es conformar la voluntad humana a la divina, y ese mismo conflicto alcanzará su punto culminante en la cruz.
“Al morir y entregar su vida por nuestra salvación, su sangre se convierte en un don eficaz para liberarnos del pecado”, afirmó. Ese sacrificio se perpetúa en el sacramento de la Eucaristía, donde la sangre de Cristo “sana nuestra vida, nos pone en contacto con Dios y renueva nuestra capacidad de don”.
Esperanza en tiempos de violencia
Finalmente, el Custodio reflexionó sobre el poder reconciliador de la Sangre de Cristo en medio de un mundo herido por el derramamiento de sangre y la ausencia de perdón. “Las palabras de Jesús en la Última Cena —donde instituyó el sacramento de su Cuerpo y su Sangre— adquieren una relevancia especial hoy, cuando la sangre humana se derrama con demasiada facilidad y sin escrúpulo”, lamentó.
Fray Patton concluyó con una súplica:
“Pidámosle que toda la humanidad y los habitantes de esta Tierra Santa comprendan que ya no debemos derramar la sangre de nadie, sino aprender a dar la nuestra”.

CEO de CATOLIN, Lic. en comunicación por la Universidad Anáhuac Veracruz Campus Xalapa, Mtro. en Mercadotecnia por la Universidad de Xalapa, Fotógrafo y rapero católico.