(CATOLIN).- El cardenal alemán Walter Kasper, reconocido por su influencia en el pontificado de Francisco y último miembro vivo del grupo conocido como la “mafia de San Galo”, aseguró que el próximo Papa deberá continuar el camino de reformas iniciado por el actual Pontífice, subrayando especialmente la necesidad de estructurar el proceso sinodal.

En una entrevista concedida al portal communio.de y replicada por KathPress e InfoCatólica, Kasper declaró:

“Un retroceso en el estilo y las reformas del Papa Francisco no sería una solución para la mayoría de los fieles y –según mi impresión– tampoco para los cardenales. ¡Todo lo contrario! Tampoco basta con quedarse quietos. Se trata, en sentido literal, de una continuación del camino emprendido”.

Kasper reconoció que el próximo sucesor de Pedro no puede limitarse a ser un “Francisco II”, pero sí debe mantener el rumbo marcado por el actual Pontífice con una mirada propia y realista de la situación del mundo:

“Para ello necesita muchos buenos asesores y colaboradores, tanto mujeres como hombres. Nadie puede por sí solo ser una Iglesia misericordiosa para los pobres y marginados, así como un pacificador y constructor de puentes entre grupos enfrentados”.

Enfatizó que el legado más valioso de Francisco es la apertura a una Iglesia sinodal, es decir, más participativa y descentralizada, y pidió que esta se estructure mejor y se institucionalice de forma más clara.

El cardenal también reveló que muchos purpurados desean que se retomen reuniones cardinalicias más frecuentes y mecanismos comunes de consulta, con el fin de fortalecer la unidad en medio de la creciente diversidad de la Iglesia.

“Cada vez es menos posible regular todo de manera centralizada y uniforme. Esto no significa renunciar a la unidad de la Iglesia en cuestiones de fe, sacramentos y comunión con el obispo de Roma. Pero no todo tiene que ser igual en todos los lugares ni decidido centralmente”.

Finalmente, subrayó el principio de “unidad en la diversidad y diversidad en la unidad” como clave para el futuro del catolicismo, asegurando que el proceso sinodal impulsado por Francisco ya ha dejado una base para ello.

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¿Qué fue la “mafia de San Galo”?

La llamada “mafia de San Galo” fue un grupo informal de altos prelados que se reunían anualmente en la localidad suiza de Sankt Gallen. Sus encuentros comenzaron en los años noventa y estaban integrados por cardenales y obispos europeos de orientación progresista, como Carlo Maria Martini, Godfried Danneels y el propio Walter Kasper. Según diversos testimonios, el grupo buscaba impulsar una visión más descentralizada y pastoral del gobierno de la Iglesia.

El término “mafia” fue usado en tono humorístico por uno de sus miembros, aunque posteriormente se utilizó en contextos críticos para referirse a su presunta oposición al Papa Benedicto XVI y su influencia en el cónclave que eligió al Papa Francisco en 2013.