(CATOLIN).– El 11 de octubre de 2024, la representación de la ópera feminista Sancta Susanna, dirigida por la coreógrafa austríaca Florentina Holzinger en la Ópera Estatal de Stuttgart, generó controversia al provocar fuertes reacciones físicas en el público. Un total de 18 personas necesitaron asistencia médica después de experimentar episodios de shock y náuseas debido al contenido explícito y perturbador del espectáculo, que incluyó escenas sexuales, sangre real y referencias blasfemas. Esta obra ha sido calificada como una “provocación extrema” por varios críticos.

La obra, basada en la ópera escrita en 1921 por Paul Hindemith, narra la historia de una monja que, tras años de represión, descubre su sexualidad. Si bien fue cancelada en su estreno original por su contenido ofensivo, Holzinger la ha adaptado con un enfoque feminista radical. La puesta en escena incluye escenas impactantes como monjas desnudas en patines, una actriz con enanismo vestida de Papa siendo elevada por un brazo robótico, y otra interpretando canciones de Eminem caracterizada como Jesús. Una de las escenas más controversiales fue la parodia de la Eucaristía, donde se corta un trozo de piel de una actriz y se cocina en escena, simulando un ritual religioso.

Para Viktor Schoner, director artístico de la Ópera Estatal de Stuttgart, el arte tiene la misión de “explorar y cruzar límites”, defendiendo que las reacciones físicas del público, como el shock o la náusea, son comunes en espectáculos de esta índole. Sin embargo, las críticas han sido intensas. El profesor de teología Jan-Heiner Tück, en un artículo para la revista católica Communio, arremetió contra la obra, calificándola de “simplista” y acusando a Holzinger de obsesionarse con la sexualidad y la vida monástica. Tück señaló que representaciones como esta trivializan la vida religiosa y ridiculizan a quienes han elegido un camino de fe.

Holzinger, conocida por desafiar los límites del arte escénico, explicó que Sancta Susanna es su “primer enfrentamiento explícito con la Iglesia”, y que busca cuestionar la opresión sexual y religiosa, explorando los límites entre lo sagrado y lo profano. Criada en un entorno católico, reconoce que la religión ha sido una influencia significativa en su obra.

A pesar de la polémica, la ópera continuará en cartelera según lo previsto.