(CATOLIN).- Matteo Maria Zuppi, actual Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es considerado uno de los principales papables en caso de un futuro cónclave. Con una trayectoria marcada por su cercanía al pensamiento del Papa Francisco y por su pertenencia a la Comunidad de San Egidio, muchos lo consideran el candidato que representaría la continuidad del actual pontificado. Sin embargo, su perfil levanta preocupaciones serias entre fieles y clérigos que defienden la tradición doctrinal y litúrgica de la Iglesia.

Una conversión hacia “otro Evangelio”

Nacido en Roma, Zuppi proviene de una familia de religiosidad tradicional. No obstante, él mismo ha afirmado que consideraba esa fe “obsoleta y moralista” hasta que conoció la Comunidad de San Egidio, a la que atribuye haberle mostrado “otro Evangelio y otra Iglesia, la Iglesia de mis amigos y no la de los sacerdotes, la Iglesia de la oración espontánea en lugar del rosario”. Esta declaración, por sí sola, ha generado serias preocupaciones, al sugerir una contraposición entre su nueva vivencia eclesial y elementos fundamentales del catolicismo tradicional.

Ascenso meteórico y entorno influenciado por la izquierda

Zuppi ha contado con respaldo desde los niveles más altos del Vaticano, desde que fue capellán de Su Santidad con Benedicto XVI, hasta su elevación al cardenalato por el Papa Francisco en 2019. No obstante, ha sustituido a obispos de línea más ortodoxa, como el cardenal Carlo Caffarra, y ha demostrado una cercanía política con sectores claramente progresistas, e incluso con figuras abiertamente abortistas. Además, es conocido su vínculo con el fundador del Gran Oriente Democrático —una obediencia masónica—, cuyo matrimonio él mismo celebró.

Posturas ambiguas y actos polémicos

Uno de los aspectos más inquietantes de su trayectoria es su postura ambigua o incluso contraria al magisterio en temas clave de moral católica. Como presidente de la Conferencia Episcopal regional de Emilia-Romaña, impulsó directrices para aplicar Amoris laetitia que permitían a divorciados vueltos a casar seguir manteniendo relaciones sexuales, sin referencia clara a la necesidad de vivir en castidad, en contradicción con la enseñanza perenne de la Iglesia.

Asimismo, su respaldo público al libro del P. James Martin —conocido por promover una visión favorable a las uniones entre personas del mismo sexo— y su defensa entusiasta del documento Fiducia supplicans, que autoriza bendiciones a parejas homosexuales, marcan una ruptura doctrinal con el Catecismo y con siglos de tradición católica. Incluso permitió una bendición de este tipo más de un año antes de la publicación del documento, en una iglesia de su diócesis.

Diálogo interreligioso, sinodalidad y gestiones políticas

Fiel al espíritu de San Egidio, Zuppi ha sido activo en iniciativas de diálogo interreligioso, como oraciones públicas con líderes islámicos, y ha mediado en conflictos internacionales, desde Mozambique hasta Rusia y Ucrania. Sin embargo, estas gestiones han sido criticadas por prestarse a lecturas políticas sesgadas. En 2017, participó sin el aval vaticano en un acto de entrega de armas por parte de ETA en Bayona, Francia, lo que fue calificado por Mons. José Ignacio Munilla como un “intento de utilización de la Iglesia”.

También ha sido mencionado por su posible participación en la continuidad de los acuerdos secretos entre el Vaticano y el régimen comunista chino, una línea que ya había sido criticada por el cardenal Zen en relación con San Egidio.

¿Conciliador o estratega?

Aunque ha intentado presentarse como una figura conciliadora —incluso celebrando en ocasiones la liturgia antigua—, muchos observadores reconocen en él una astucia política que lo haría más eficaz que el Papa Francisco en la implementación de reformas. Algunos temen que, bajo su liderazgo, se profundicen líneas de acción que, aunque enmarcadas bajo la etiqueta de “sinodalidad” o “misericordia”, podrían comprometer verdades doctrinales esenciales.