(CATOLIN).– El gobierno escocés ha implementado la Ley de Servicios de Aborto de 2024, una polémica medida que prohíbe rezar en voz alta en domicilios cercanos a clínicas abortistas, bajo el argumento de mantener «zonas de acceso seguras» alrededor de dichos centros. Esta normativa, que abarca un perímetro de 200 metros, considera delito cualquier actividad que pueda causar molestias, incluyendo oraciones que se escuchen desde el exterior, incluso si se realizan dentro de hogares privados.

La ley ha generado preocupación entre grupos pro-vida y organizaciones religiosas, que denuncian la criminalización de la oración privada. La Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos (SPUC) ha calificado la medida de «orwelliana», mientras que líderes cristianos como Andrea Williams, de Christian Concern, advierten que esta legislación representa una grave violación de la libertad religiosa y la privacidad.

El gobierno defiende la medida argumentando que busca proteger el acceso de las mujeres a los servicios de salud sin interferencias, pero la oposición teme que esta ley siente un precedente alarmante en cuanto a la limitación de los derechos fundamentales dentro del propio hogar.