La Iglesia celebra la Solemnidad de Pentecostés: El Espíritu Santo desciende
– Cincuenta días después de la Pascua, los católicos de todo el mundo conmemoran la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los Apóstoles.

Espirítu Santo
(CATOLIN). – Hoy, la Iglesia Católica celebra con profunda alegría la Solemnidad de Pentecostés, uno de los momentos más importantes del calendario litúrgico, que conmemora el descenso del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección del Señor.
Pentecostés, palabra que proviene del griego pentēkostḗ y significa “quincuagésimo”, marca el culmen del Tiempo Pascual. El relato de este evento se encuentra en el capítulo 2 del libro de los Hechos de los Apóstoles: “De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa… Se les aparecieron unas lenguas como de fuego… quedaron todos llenos del Espíritu Santo” (Hch 2, 1-4).
Este acontecimiento representa el cumplimiento de la promesa de Jesús: el envío del Espíritu Santo como guía y defensor de su Iglesia. “Reciban el Espíritu Santo”, dice Cristo resucitado en el Evangelio de hoy (Jn 20, 19-23), confirmando que el Espíritu Santo es quien vivifica, consuela, fortalece y guía a los creyentes hasta el fin de los tiempos.
Durante la Misa de este día, se proclama la tradicional y solemne Secuencia Veni, Sancte Spiritus, un himno litúrgico que invoca al Espíritu como “padre de los pobres”, “luz que penetra en las almas” y “fuente de todo consuelo”, pidiendo su acción santificadora en el corazón de los fieles.
El Papa León XIV, en su homilía de Pentecostés este año, exhortó a los católicos del mundo a orar por un “nuevo Pentecostés” que renueve la fe, despierte la esperanza y fortalezca la misión evangelizadora de la Iglesia. “Donde hay amor no hay espacio para los prejuicios”, dijo el Pontífice, invitando a todos a abrir el corazón a la acción del Espíritu de la Verdad.
San Juan Pablo II, en su encíclica Dominum et Vivificantem, recordaba que Pentecostés es el “día del nacimiento de la Iglesia”, cuando el Espíritu Santo “la unifica en comunión y ministerio”, y la embellece con sus frutos y carismas. Citando la Lumen Gentium, el Papa polaco afirmaba: “El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo”.
En este día de gracia, los católicos estamos llamados a renovar nuestro compromiso con el Evangelio y a pedir una efusión nueva del Espíritu Santo sobre la Iglesia y sobre el mundo. Que, como en aquel primer Pentecostés, podamos ser testigos valientes y llenos de alegría del Resucitado.
¡Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra!
Veni, Sancte Spiritus (Ven Espíritu Santo)
Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo
tu luz, para iluminarnos.
Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas,
dador de todos los dones.
Fuente de todo consuelo,
amable huésped del alma,
paz en las horas de duelo.
Eres pausa en el trabajo;
brisa, en un clima de fuego;
consuelo, en medio del llanto.
Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma
de todos los que te adoran.
Sin tu inspiración
divina los hombres nada
podemos y el pecado nos domina.
Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestras desiertos
y cura nuestras heridas.
Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestras frialdad,
endereza nuestras sendas.
Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza
tus siete sagrados dones.
Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte
y contigo el gozo eterno.

CEO de CATOLIN, Lic. en comunicación por la Universidad Anáhuac Veracruz Campus Xalapa, Mtro. en Mercadotecnia por la Universidad de Xalapa, Fotógrafo y rapero católico.