Hoy celebramos a Perpetua y Felicidad, mártires
– Heridas y agotadas, se acercaron la una a la otra, se dieron el beso de la paz en Cristo, y fueron sujetadas para ser decapitadas a manos de los verdugos.
Santas Felicidad y Perpetua
Por: Ale Villegas
(CATOLIN).– El 7 de marzo, la Iglesia universal celebra a las santas Perpetua y Felicidad, mártires de la fe en Jesucristo, ambas nacidas en Cartago, ciudad del norte de África anexada al Imperio, en el siglo II.
Estas mujeres dieron testimonio patente de que la confianza en Dios es capaz de suscitar auténticas hazañas por amor. Fueron llamadas al martirio y estando en una situación de absoluta vulnerabilidad, se aferraron a la gracia divina y vencieron al dolor y la muerte.
Perpetua y Felicidad son patronas de las madres: Felicidad es de las madres embarazadas que dan a luz en condiciones difíciles, y Perpetua, de las madres lactantes. Las razones estriban en que Felicidad se encontraba embarazada cuando fue apresada, y Perpetua era madre de un bebé lactante. Su delito fue ser cristianas.
Perpetua fue una joven perteneciente a una familia rica e influyente de Cartago. Se convirtió al cristianismo gracias a la predicación de un santo diácono de nombre Saturo. Fue acusada ante las autoridades imperiales de profesar el cristianismo, fue arrestada junto con su esclava Felicidad (Felícitas) y otras tres personas más, todas sirvientes de su casa.
Felicidad, aún teniendo la condición de esclava, era cercana en edad a Perpetua y había entablado con ella una auténtica amistad. La conversión de su señora le abrió también a ella las puertas del conocimiento de Cristo. A través de Perpetua, Felicidad conoció el amor de Dios y el sentido de la verdadera libertad.
Ambas trascendieron las diferencias sociales y llegaron a reconocerse como hermanas, hijas de un mismo Padre celestial.
De acuerdo a las actas de Perpetua y Felicidad, la denominada Passio (La pasión de las mártires Perpetua y Felicidad), ambas fueron arrojadas primero a las fieras -un grupo numeroso de vacas salvajes- para que mueran a golpes; sin embargo, las bestias no lograron acabar con ellas.
Después, heridas y agotadas, se acercaron la una a la otra, se dieron el beso de la paz en Cristo, y fueron sujetadas para ser decapitadas a manos de los verdugos.
La tradición recoge la escena según la cual Felicidad murió de un certero tajo en el cuello, mientras que Perpetua, ante el yerro del verdugo, tuvo que ser rematada en la garganta, a pedido e indicación de la propia santa. El hecho se ha convertido en símbolo de valor y entrega generosa. El martirio tuvo lugar hacia el año 202.
Ale Villegas es jefa de redacción en CATOLIN, Licenciada en Derecho por la Universidad Veracruzana (UV) y en Geografía por la Universidad Veracruzana.