(CATOLIN).– Mons. Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander, España, aseguró en un artículo publicado en el “Diario Montañés” que “la Agenda 2030 es una trampa”.

“Agenda 2030 y el nuevo orden mundial” es el título del artículo publicado en donde el prelado advierte que estamos ante un intento de cambio de civilización con la imposición de un nuevo orden mundial que cambiará las creencias de las personas.
Al comenzar su texto, cita al filósofo Higino Marín, quien precisó que la naturaleza de la mencionada agenda está promovida por las élites globalistas y que tiene un marcado carácter estatalista y reformista.

Mons. Sánchez Monge precisa que “los objetivos de desarrollo sostenible son muchos de ellos loables y que pueden ser admitidos por todos”, los cuales están “formulados en un lenguaje ambiguo como para presentarse a las más diversas interpretaciones”.

“Detrás de la Agenda 2030 se esconde un intento de cambio de civilización, un nuevo orden mundial que cambie las convicciones de las personas. Se trata de un sistema globalista que apunta hacia un gobierno mundial no elegido ni democrático”, señala.

Entre otras cosas indica que “en el documento hay brillantes generalidades para hacer creer a la gente que, si se entrega todo el poder a las Naciones Unidas y a la Agenda 2030, todo irá bien; pero no, la Agenda 2030 es una trampa. En la Agenda 2030 la familia y la religión aparecen como aspectos conflictivos. Tampoco les viene bien que la educación pertenezca a los padres. La Agenda 2030 promueve el aborto y el uso masivo de anticonceptivos, además de asumir la terminología de la ideología de género y de la corrección política contemporánea: laicista y estatalista”.

Denuncia que “hay una intención de establecer el Nuevo Orden Mundial que deje fuera a muchas instituciones, en particular a las que tienen un cuño cristiano”.

Finalmente, advierte que “Hay algunas instituciones cristianas que asumen la Agenda 2030. Dicen que es para no quedarse fuera del foro público o no automarginarse. Quieren conseguir ayudas que se las negarían de no asumirla. Pero el apellido cristiano tiene exigencias ineludibles”.

Aseguró existe un “resurgimiento de familias cristianas en algunos lugares de Francia y de España” y que “la imagen de un matrimonio con 3 o más hijos ofrece una visión alegre y amable de la vida; ahí está el resurgir”.