(CATOLIN).– El prior de la Provincia Dominicana San Juan Bautista del Perú, Fray Rómulo Vásquez Gavidia, expresó un “rechazo radical” y exigió retirar la imagen de Santa Rosa de Lima del afiche promocional del “Festival Internacional de Cine LGBT+ de Lima”.

A través de un pronunciamiento compartido a ACI Prensa el prior dijo: “Expresamos nuestro rechazo radical al uso de la imagen de nuestra santa limeña, patrona del Perú, América y Filipinas, para un festival organizado por el LGBT+, del cual nuestra santa no tiene que ver nada”.

Indicó que la Orden de Predicadores, a la que Santa Rosa de Lima perteneció, considera la realización del festival como un “acto perverso de un grupo que en diferentes partes del mundo provoca la sensibilidad de muchos creyentes católicos. En este caso, usando la imagen de una santa muy querida por su lucha a favor de la verdadera justicia y de la paz mediante la práctica de la caridad”.

En ese contexto, solicitó “a los responsables del evento retirar la imagen de Santa Rosa de dicha propaganda, porque se trata de una ofensa pública a la mayoría de los peruanos y de muchos fieles en el mundo católico”.

“La paz es fruto de la justicia y del respeto por todas las personas y sus creencias. Se falta el respeto cuando se hace mal uso a ‘la libertad de expresión’ que ofende el honor y la sensibilidad de las personas”, enfatizó.

El festival de cine titulado “Outfest” se realizará del 2 al 10 de julio en Lima, se presentarán largometrajes de Estados Unidos, Brasil y México, entre otros países.

En el promocional se observa la imagen de Santa Rosa con una corona de rosas y unos lentes con los colores del colectivo LGBT+ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y más).

Por su parte, el acalde de Lima, Rafael López Aliaga, criticó el uso de la imagen de la santa peruana en la promoción del evento.
En una conferencia de prensa el alcalde expresó su “repudio absoluto” y exigió que “retiren de inmediato ese afiche que le toma el pelo a Santa Rosa de Lima”.

“No le falten el respeto a las creencias y valores de la mayor parte de la población del Perú”.

El director de la Oficina para Latinoamérica del Population Research Institute, Carlos Polo, considera que esta imagen expone “varias falacias sobre las que se construye la narrativa” de algunos colectivos civiles “LGTB”.

Señaló que una de esas “falacias” es que “que son víctimas de la discriminación de la sociedad. Esta imagen de Santa Rosa es una agresión gratuita a las personas católicas. Por tanto, en este caso no son víctimas, sino agresores”.

También señaló “que las personas que se autodenominan LGTBI son ‘antisistema’. Sin embargo, no puedes ser antisistema cuando el establishment político y mediático internacional te protege, te promueve y te financia”.

Finalmente, el Director Polo cree que “este evento no es una expresión de rebeldía frente a la imposición ideológica, sino la sumisión a un pensamiento de fabricación en serie. Los excesos de agresión a quienes no piensan como ellos, las flagrantes incongruencias y el copamiento de espacios públicos de esta propaganda LGTBI están generando un creciente rechazo en la población y sorprendentemente en sectores jóvenes”, concluyó.

El sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado, P. Rodrigo Fernández, dijo en redes sociales que la ofensa cometida a través del afiche también “nos ayuda a reforzar nuestra doctrina”.

El mal uso de la figura de Santa Rosa, dijo, permite recordar lo que verdaderamente hizo en vida: “atendió a pobres, enfermos y negros, no porque ‘luchaba por los derechos de los oprimidos’ sino por un fin sobrenatural: Dios. Veía a Cristo en ellos. Era terciaria dominica, como Santa Catalina, y vivía siguiendo todo lo que decía la Iglesia, además en una penitencia rigurosísima por los pecadores”.

“Justamente esto nos reafirma en el deber de evangelizar estos puntos de inflexión de la cultura. No tengamos miedo”, concluyó.

Santa Rosa de Lima, la primera santa del continente americano

Santa Rosa de Lima es la primera santa del continente americano, fue una laica terciaria dominica.

Vivió entre los años 1586 y 1617, en el Virreinato del Perú, y murió a los 31 años.

En su corta vida tuvo experiencias místicas, entre ellas hablar con Cristo, y dejó un legado de defensa de la Eucaristía, los pobres y los enfermos que permanece hasta nuestros días.