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El asesinato del P. Marcelo Pérez en Chiapas conmociona a la Iglesia y la sociedad

– Fue recordado por su diócesis y por las autoridades eclesiásticas como un “incansable apóstol de la paz”.

El asesinato del P. Marcelo Perez en Chiapas conmociona a la Iglesia y la sociedad

P. Marcelo Pérez Pérez

(CATOLIN).– El pasado 20 de octubre, el P. Marcelo Pérez Pérez, sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas, fue brutalmente asesinado tras celebrar la Misa en su parroquia. El hecho ha conmocionado a la comunidad católica y a toda la región, debido a la figura del padre Pérez, ampliamente reconocido por su incansable labor en defensa de la paz y la justicia en una de las zonas más violentas del país. Fue recordado por su diócesis y por las autoridades eclesiásticas como un “incansable apóstol de la paz”.

El asesinato ocurrió cuando dos hombres abrieron fuego contra el sacerdote, arrebatándole la vida, en un crimen que, según las primeras investigaciones, estaría relacionado con su firme oposición a los grupos criminales que operan en la zona. El P. Marcelo había sido un líder clave en la búsqueda de justicia y reconciliación en comunidades indígenas y empobrecidas, especialmente en municipios como Simojovel y Pantelhó, donde su labor fue esencial para contener la violencia y defender los derechos humanos.

Un compromiso que le costó la vida

El P. Marcelo Pérez, nacido el 17 de enero de 1974 en San Andrés Larráinzar, Chiapas, ingresó al Seminario de Santa María de Guadalupe en 1990 y fue ordenado sacerdote el 6 de abril de 2002. Su compromiso con la paz y la justicia lo llevó a ser nombrado coordinador de la Pastoral Social en la Provincia de Chiapas, una posición desde la cual trabajó para mediar en conflictos sociales y denunciar las injusticias que afectaban a las comunidades indígenas. Sin embargo, su dedicación a la causa de los más vulnerables también lo convirtió en blanco de constantes amenazas.

De acuerdo con la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, el sacerdote había sufrido durante varios años persecuciones, hostigamientos y amenazas de muerte, incluso una orden de aprehensión infundada que buscaba silenciar su voz. A pesar de los riesgos, el P. Marcelo nunca se desvió de su misión pastoral. En una entrevista concedida en agosto de 2024, reveló que su vida tenía un precio que oscilaba entre los 150.000 y un millón de pesos mexicanos (entre 7.500 y 50.000 dólares), pero afirmó que confiaba en la protección divina y continuaba con su labor de pacificación.

El 21 de octubre, la Diócesis emitió un comunicado lamentando su muerte y calificando su asesinato como la consecuencia última de un compromiso de vida entregado a la causa de la paz. “Aún sabiendo que peligraba su vida, vivió una profunda fe en Dios y un gran amor a los pueblos que le hizo llegar hasta las últimas consecuencias, sellando hoy, con su sangre, su compromiso hasta dar la vida”, señala el comunicado.

Reacciones de la Iglesia y la comunidad internacional

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) también condenó el asesinato y lo calificó como una pérdida irreparable, no solo para la Iglesia local, sino para todo México. «Este brutal asesinato priva a la comunidad de un pastor dedicado y silencia una voz profética que incansablemente luchó por la paz con verdad y justicia», expresó la CEM en un comunicado.

El Cardenal Felipe Arizmendi, quien ordenó sacerdote al P. Marcelo, compartió su dolor por la muerte de un hombre que, a su juicio, era un ejemplo de compromiso con los valores del Evangelio. “Era un sacerdote muy centrado en su vocación, de mucha oración y muy pegado al Sagrario. Su asesinato nos demuestra, una vez más, el clima de violencia que se ha desatado en Chiapas y en casi todo el país. Estamos rebasados, y no hemos logrado detener la violencia, sino que va en aumento”, lamentó el Cardenal.

El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) se sumó a las condenas, describiendo al P. Pérez como un “incansable buscador de la paz y la justicia en su pueblo, fruto de su compromiso fiel por el Evangelio y su entrega total a Cristo presente entre los que más sufren”.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su oficina de Derechos Humanos en México, también emitió una declaración condenando el asesinato. Jesús Peña Palacios, representante adjunto de la ONU-DH, subrayó que el P. Pérez contaba con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde 2015, debido al riesgo constante que enfrentaba por su labor en defensa de los derechos humanos. “El asesinato del Padre Marcelo es absolutamente inaceptable. A pesar de contar con medidas de protección, éstas resultaron insuficientes para impedir su asesinato”, señaló Peña Palacios, destacando el reconocimiento internacional del trabajo del sacerdote.

Un llamado a la justicia y al desarme de los grupos criminales

Tras el asesinato, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas y la Conferencia del Episcopado Mexicano exigieron justicia y un alto inmediato a la violencia que afecta a Chiapas. El mensaje de la diócesis fue contundente: «Exigimos a los tres niveles de gobierno un alto total a la violencia, fruto de la impunidad, la complicidad y la corrupción que reina en la región».

Además, solicitaron el desarme y desmantelamiento inmediato de los grupos criminales que operan en Chiapas y exigieron que el asesinato del P. Marcelo Pérez sea investigado a fondo para llevar a los responsables ante la justicia. La diócesis también hizo un llamado a que se esclarezcan los vínculos de los grupos armados que se han infiltrado en las comunidades indígenas, creando una atmósfera de terror y control en zonas rurales.

Respuesta del gobierno y promesas de justicia

El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, respondió rápidamente al crimen, asegurando que las autoridades ya han iniciado las investigaciones para garantizar que este asesinato no quede impune. En un mensaje compartido a través de sus redes sociales, el gobernador afirmó: “Desde ayer mismo se iniciaron las investigaciones para que este homicidio no quede impune y que los culpables enfrenten todo el peso de la ley”.

A nivel federal, la presidenta Claudia Sheinbaum también expresó su pesar por la muerte del sacerdote y aseguró que su gobierno colaborará para esclarecer los hechos. En su conferencia de prensa matutina del 21 de octubre, Sheinbaum declaró: “Estamos coordinándonos con el gobierno estatal y con la diócesis para avanzar en la investigación y que este crimen no quede impune. Evaluaremos si el caso debe ser asumido por la Fiscalía General de la República”.



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