La batalla de Lepanto: la victoria del Rosario que salvó a la cristiandad
– El 7 de octubre de 1571, la Liga Santa, liderada por Don Juan de Austria, detuvo el avance otomano en el Mediterráneo. La Iglesia atribuyó la victoria a la intercesión de la Virgen María y desde entonces celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosari

Batalla de Lepanto. Entrada de la Flota Triunfal a Messina». Foto por: Wikipedia
Por: CATOLIN
(CATOLIN).– El 7 de octubre de 1571, frente a las costas de Grecia, las fuerzas cristianas reunidas en la Liga Santa, bajo el mando de Don Juan de Austria, derrotaron a la poderosa flota otomana en la Batalla de Lepanto. Este triunfo decisivo detuvo el avance musulmán sobre Europa y fue reconocido por la Iglesia como una victoria obtenida gracias a la intercesión de la Santísima Virgen del Rosario.
En el siglo XVI, el Imperio otomano representaba un peligro constante para Europa. Desde la caída de Constantinopla en 1453, su expansión por el Mediterráneo oriental amenazaba directamente las costas de Italia y España. Ante este escenario, el Papa San Pío V impulsó la creación de una gran coalición cristiana que uniera a las principales potencias católicas. Así nació la Liga Santa, compuesta por España, Venecia, los Estados Pontificios y otras fuerzas aliadas.
Una victoria atribuida a la Virgen
La batalla tuvo lugar en el golfo de Patras, el 7 de octubre de 1571. A pesar de la superioridad numérica del enemigo, la Liga Santa consiguió una victoria rotunda. En Roma, ese mismo día, el Papa San Pío V había convocado al pueblo a rezar el Rosario por el éxito de los cristianos. Al conocer la noticia del triunfo, el Pontífice declaró que la victoria se debía a la intercesión de la Virgen María e instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias, más tarde llamada Nuestra Señora del Rosario, celebrada cada 7 de octubre.
Más allá del aspecto militar, Lepanto consolidó la conciencia de Europa como una civilización cristiana. La unión de la fe y el valor detuvo el avance islámico y fortaleció la identidad espiritual del continente. Miguel de Cervantes, quien participó en la batalla y perdió el uso de su mano izquierda, la describió como “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”.
De Juan Pablo II a Benedicto XVI: Lepanto y el Rosario en el magisterio reciente
San Juan Pablo II, en su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (2002), recordó la victoria de Lepanto como signo del poder del Rosario, alentando a los fieles a redescubrir esta oración como medio eficaz “para obtener la paz en los corazones, en las familias, en las naciones y en el mundo”.
Por su parte, Benedicto XVI, al conmemorar en 2011 los 440 años de Lepanto, destacó que la devoción al Rosario es una escuela de fe en la que el cristiano aprende a contemplar el rostro de Cristo con los ojos de María. Para el Papa emérito, la memoria de Lepanto es testimonio de cómo la oración común puede cambiar la historia y sostener la identidad cristiana de Europa.
El Rosario, auxilio de los cristianos
San Pío V, al instituir la fiesta de Nuestra Señora del Rosario en acción de gracias por la victoria, afirmó que María es siempre “auxilio de los cristianos”. Según el Pontífice, la Iglesia recibe, mediante el rezo del Rosario, el apoyo necesario para enfrentar los combates espirituales y temporales.
A más de cuatro siglos de aquella jornada decisiva, la exhortación de Pío V sigue resonando con fuerza: volver al Rosario es volver a la certeza de que la Virgen acompaña y protege a su pueblo en toda batalla.

CEO de CATOLIN, Lic. en comunicación por la Universidad Anáhuac Veracruz Campus Xalapa, Mtro. en Mercadotecnia por la Universidad de Xalapa, Fotógrafo y rapero católico.