(CATOLIN).– El cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, condenó la reciente peregrinación LGTBIQ+ al Vaticano durante el Jubileo, calificando el evento como un acto de «propaganda ideológica» más que de auténtica fe. Sus declaraciones se produjeron en Belmonte del Sannio, Italia, durante la ceremonia en la que recibió la ciudadanía honoraria del municipio de Molise el pasado 13 de septiembre.

Müller señaló que los aproximadamente 1.300 peregrinos de 40 países que participaron en la iniciativa buscaban «hacerse propaganda a sí mismos» al cruzar la Puerta Santa, desviándose del propósito tradicional de conversión y cambio de vida que caracteriza al Jubileo.

El cardenal reiteró la enseñanza de la Iglesia católica sobre la sexualidad: «Los actos homosexuales son un pecado mortal y no se puede bendecir el pecado», subrayando que, según el Libro del Génesis, Dios bendijo el matrimonio entre un hombre y una mujer. Advirtió también sobre el peligro de interpretaciones que puedan sugerir una aceptación de conductas contrarias a la doctrina católica.

En una breve entrevista concedida a Telemolise, Müller expresó su satisfacción por recibir la ciudadanía honoraria y destacó la importancia de la vida en comunidades pequeñas: «También Nazaret y Belén eran pueblos pequeños, y no depende de la cantidad, sino de la cordialidad de los habitantes. Todos somos católicos y por eso en todas partes estamos en casa».

El purpurado señaló que la despoblación de los pueblos europeos impacta también en la Iglesia, con menos nacimientos y templos cada vez más vacíos, y recalcó la necesidad de un cambio de mentalidad provida: «El hombre ha sido creado para engendrar hijos, y la mujer también para darles a luz en el matrimonio».

Respecto al pontificado de León XIV, Müller destacó su giro cristocéntrico: «El Papa ha dado este acento desde el inicio, centrando la atención en Jesucristo como único salvador del mundo. Los temas sociales, como inmigrantes o clima, son secundarios; el principal es dar testimonio de Cristo».

Con estas declaraciones, el cardenal Müller reafirma la línea doctrinal tradicional de la Iglesia y resalta la prioridad de mantener a Cristo como centro de la vida eclesial en el pontificado de León XIV.