(CATOLIN).- El obispo emérito de Chilapancingo-Chilapa, Mons. Salvador Rangel Mendoza, ha emitido un comunicado en el que declara su perdón hacia aquellos que lo secuestraron y drogaron, así como a quienes difamaron con calumnias sobre su conducta moral.

Mons. Rangel compartió sus sentimientos respecto a los eventos recientes. «Mi corazón se inclina hacia el perdón, hacia la reconciliación. Es la luz de la fe la que guía mis pasos en este difícil camino».

La desaparición del obispo y su posterior hallazgo en un hospital, con signos de haber sido sometido a drogas que desencadenaron problemas neurológicos, ha dejado perpleja a la comunidad religiosa. Sin embargo, informaciones maliciosas y tendenciosas intentaron manchar su reputación, sugiriendo la presencia de sustancias ilícitas en su organismo y medicamentos de uso controvertido.

Mons. José de Jesús González Hernández, obispo de la misma diócesis, brindó detalles reveladores sobre su encuentro con Mons. Rangel durante su convalecencia hospitalaria. «Es evidente que esto fue un intento de eliminarlo, de borrar su presencia del mapa», comentó el obispo González Hernández.

Las sospechas sobre posibles motivaciones detrás de este atroz acto apuntan hacia un posible acto de represalia, dados los señalamientos críticos de Mons. Rangel contra la corrupción gubernamental en México. Félix Salgado, senador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), instó a las autoridades a investigar a fondo el incidente. «Exijo justicia para nuestro amado obispo. No podemos permitir que actos tan viles queden impunes», declaró Salgado desde Chilpancingo.

Sin embargo, a pesar de la gravedad de los hechos, Mons. Rangel ha optado por no emprender acciones legales. En su comunicado, enfatiza que esta decisión se fundamenta en la necesidad de preservar su seguridad e integridad física y moral. «Mi prioridad es continuar sirviendo a mi comunidad con humildad y amor, sin dejar que el rencor nuble mi corazón», afirmó el obispo con convicción.