(CATOLIN).- La tragedia ocurrida en la Annunciation Catholic School de Minneapolis, donde dos niños fueron asesinados durante la Misa escolar y más de veinte personas resultaron heridas, se vio envuelta en polémica tras un comentario del gobernador de California, Gavin Newsom.

Horas después del ataque, Newsom publicó en X un mensaje que generó indignación: “Estos niños estaban literalmente rezando cuando les dispararon”.

Lejos de expresar empatía o solidaridad, sus palabras fueron interpretadas como un sarcasmo dirigido contra la fe cristiana en un momento de profundo dolor para las familias afectadas. El comentario fue visto como un intento de ridiculizar la oración, presentándola como inútil frente a la violencia.

Sin embargo, la tradición cristiana enseña que el rezo no es un amuleto de protección, sino un acto de confianza y entrega a Dios. Así lo muestra el mismo Cristo en la Cruz cuando clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. De la misma manera, estos niños rezaban mientras eran asesinados, compartiendo el sufrimiento y la esperanza en unión con Cristo.

La indignación aumenta ante lo que muchos consideran un uso cínico de la tragedia por parte de un cargo público. Para los creyentes, la verdadera dignidad está en la oración de los pequeños, no en la burla política.

Los dos menores, vistos como mártires de la fe, rezaban en el momento de su muerte. Su testimonio tiene un valor mucho más profundo que cualquier sarcasmo, porque la sangre inocente siempre habla con más fuerza que la ironía del poder.