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China ignora el luto por la muerte del Papa y nombra obispos sin esperar al nuevo Pontífice

– Las diócesis de Shanghái y Xinxiang ratifican a nuevos obispos bajo el sistema comunista de control religioso. La Santa Sede guarda silencio mientras se evidencia la irrelevancia del Papa en el acuerdo con Pekín.

vaticano china

Imagen referencial

(CATOLIN).- Mientras la Iglesia universal se encuentra en sede vacante tras el fallecimiento del Papa Francisco, la República Popular China ha procedido, sin esperar al nuevo Pontífice, al nombramiento de obispos auxiliares en las diócesis de Shanghái y Xinxiang, siguiendo los mecanismos del acuerdo aún secreto entre la Santa Sede y el régimen comunista de Xi Jinping.

El 29 de abril, fieles y clérigos de Shanghái aprobaron la elección del P. Wu Jianlin como obispo auxiliar, siendo presentado por el obispo titular Shen Bin, figura clave del aparato religioso controlado por el Partido Comunista. Apenas un día después, Li Jianlin fue elegido obispo en Xinxiang mediante el mismo procedimiento, siendo el único candidato. Ambas designaciones se efectuaron en sede vacante, cuando no hay Papa para confirmar ningún nombramiento.

Un sistema sin el Papa

Desde 2018, el polémico acuerdo entre el Vaticano y China permite la elección de obispos mediante procesos internos controlados por el Estado, con supuesta ratificación posterior por parte del Papa. Sin embargo, la actuación del gobierno chino tras la muerte de Francisco demuestra que el rol del Sucesor de Pedro ha sido reducido a una simple formalidad. El Cardenal Pietro Parolin, artífice del acuerdo, aún no ha emitido comentario alguno sobre estas decisiones que ignoran por completo la Sede Apostólica vacante.

Una diócesis bajo control político

El nuevo obispo auxiliar de Shanghái, Wu Jianlin, fue entre 2013 y 2023 administrador diocesano y ha formado parte de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, organismo del régimen comunista. En su diócesis aún vive restringido Mons. Thaddeus Ma Daqin, quien fue sancionado por renunciar a la Asociación Patriótica durante su consagración episcopal en 2012.

En Xinxiang, el régimen insiste en declarar vacante la diócesis pese a la presencia de Mons. Joseph Zhang Weizhu, obispo legítimo ordenado clandestinamente en 1991, que ha sido detenido en diversas ocasiones por ejercer su ministerio. Su reemplazo, Li Jianlin, prohibió en 2018 la entrada de menores a los templos en la provincia de Henán, en línea con las políticas estatales.

Sin condolencias y con represión

Ningún obispo de la China continental viajó a Roma para el funeral del Papa. Las escuetas condolencias publicadas por la Asociación Patriótica fueron eliminadas rápidamente y reemplazadas por noticias sobre la «sinización» del catolicismo y reuniones entre obispos y el Partido.

Mientras tanto, Mons. Pietro Shao Zhumin, obispo clandestino de Wenzhou, sigue desaparecido tras ser detenido el 10 de abril. La policía también habría impedido que sacerdotes oficiales celebraran Misas por el difunto Papa.

Una bomba para el cónclave

La cuestión china será, previsiblemente, uno de los temas más debatidos en el próximo cónclave. La presencia en Roma del Cardenal Joseph Zen, firme opositor al acuerdo, y las duras críticas del Cardenal Gerhard Müller, quien comparó el pacto con las políticas de apaciguamiento ante regímenes totalitarios, muestran que el silencio de la Santa Sede podría no ser eterno.

“No se pueden hacer pactos con el diablo”, ha sentenciado Müller.

El nombramiento de obispos sin Papa podría marcar un punto de no retorno para las relaciones entre Roma y Pekín. La Iglesia, ahora sin cabeza visible, deberá decidir si sigue cediendo ante el régimen o retoma su voz profética.

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