(CATOLIN).- En el Santuario de Guadalupe, en la diócesis de Saltillo, se registró un hecho de extrema gravedad litúrgica cuando el obispo emérito Raúl Vera López, O.P., permitió la participación de Emilie Smith, clériga de la Iglesia Anglicana de Canadá, durante la celebración de la Santa Misa.

La mujer, revestida con una especie de estola, pronunció parte de la plegaria eucarística y llegó incluso a elevar el cáliz con la Sangre de Cristo ya consagrada, un gesto reservado exclusivamente al sacerdote católico celebrante.

El propio obispo difundió el video en redes sociales, presentando a Smith con estas palabras: “Les invito a que reflexionemos juntas y juntos el evangelio de este martes y escuchemos a Emilie Smith que camina entre nosotros recogiendo la palabra de muchas personas en torno a encontrar soluciones a la crisis climática que vivimos”.

Las normas de la Iglesia son claras al respecto: el canon 907 del Código de Derecho Canónico prohíbe a los laicos pronunciar la plegaria eucarística o realizar acciones propias del sacerdote celebrante, mientras que el canon 1367 tipifica como sacrilegio todo ultraje contra las especies consagradas. Asimismo, la Institutio Generalis Missalis Romani establece que la plegaria eucarística y la elevación de los dones corresponden únicamente al sacerdote (nn. 147-180).

La participación de una persona no ordenada y ajena a la comunión católica en momentos centrales de la Eucaristía constituye un abuso litúrgico gravísimo y un acto sacrílego, lo que ha generado fuerte indignación entre los fieles.

El suceso ha provocado escándalo en la comunidad, y se pide la intervención de Roma y la aplicación del Derecho Canónico ante lo que se considera un abuso intolerable, especialmente por tratarse de un obispo y de la celebración de la Eucaristía.