(CATOLIN).- En lo alto de la sierra, en la comunidad de Tío Cuautla, El Boquerón, perteneciente a la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Temimilco, más de ciento cincuenta personas se reunieron para celebrar con profunda devoción la fiesta en honor a San Rafael Guízar y Valencia, patrono de la diócesis de Xalapa.

El Pbro. Ángel Raziel Martínez Reyes compartió que estas comunidades guardan un cariño especial hacia San Rafael, pues en este mismo territorio, el santo obispo consagró y bendijo el templo de San Joaquín, gesto que permanece vivo en la memoria de los habitantes. “Son comunidades que, al estilo de San Rafael, hay que llegar a pie o a lomo de bestia mular para poder estar con ellos; comunidades que aman la vida y obra de nuestro santo y se sienten profundamente identificados con él”, expresó.

Durante la celebración, los fieles recibieron la bendición con una reliquia de San Rafael Guízar y Valencia, pidiendo su protección sobre las familias, los migrantes y los jóvenes que mantienen viva la fe en medio de las dificultades. “A pesar de las adversidades y de la distancia, estas comunidades siguen creciendo en su fe, sosteniendo sus capillas y fiestas con amor y sacrificio”, señaló el sacerdote.

La comunidad de Tío Cuautla apoya de manera especial al Seminario de Xalapa, realizando cada año una colecta de café en marzo y otra de víveres en junio, muestras concretas del compromiso con las vocaciones sacerdotales.

Al finalizar la Eucaristía, los fieles compartieron los alimentos que cada familia llevó, en un ambiente de fraternidad. “Son expresiones sencillas de fe —comentó el padre Ángel Raziel—: personas que ofrecen flores silvestres de sus campos como ofrenda, gesto humilde pero lleno de amor a Dios”.

El sacerdote concluyó su mensaje con una invitación abierta:

“Aquí, en la comunidad de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, tenemos las puertas abiertas para todos los que quieran compartir nuestra fe. Sigamos confiando en la poderosa intercesión de San Rafael Guízar. Que desde el cielo continúe haciendo misiones en lo que fue su diócesis, para que nuestras vocaciones, nuestras familias y nuestra vida consagrada sigan creciendo para gloria de Dios y salvación de los hombres.”