(CATOLIN).- La audiencia privada concedida hace dos semanas por el Papa León XIV al P. James Martin SJ ha generado reacciones encontradas en la Iglesia: desde satisfacción hasta consternación. El jesuita es ampliamente conocido por su defensa de la normalización de las uniones homosexuales y por su propuesta de cambiar la enseñanza católica sobre estos actos.

El periodista católico norteamericano Phil Lawler analizó este hecho en un artículo publicado en Catholic Culture, bajo el título «El P. Martin se reúne con el Papa: un escándalo, pero no una sorpresa». Según Lawler, aunque comparte la inquietud de muchos fieles, no se sorprende, pues desde la elección del cardenal Prevost como León XIV era previsible que no se produjera un giro radical respecto a las políticas de su predecesor, Francisco.

El nuevo Pontífice, señala Lawler, busca reducir tensiones, proyectar estabilidad y presentarse como un factor de unidad. Por ello, ha enviado señales conciliadoras tanto a sectores tradicionales como progresistas, recibiendo en audiencia a figuras tan diversas como el cardenal Burke y el propio P. Martin.

El periodista subraya que el objetivo del jesuita de promover la acogida de personas homosexuales sin necesidad de conversión “goza de sólido respaldo en la jerarquía”. Cita como ejemplos las recomendaciones episcopales de sus libros, invitaciones a conferencias diocesanas y el trato favorable que recibe en universidades católicas.

En su análisis, Lawler recuerda también la influencia de obispos y cardenales afines, como el cardenal Cupich, en la decisión de concederle audiencia, mientras que pocos se atreverían a desaconsejarla. Además, denuncia la existencia de un “grupo de presión homosexual” en la Iglesia, sostenido por clérigos que, aunque no comparten esas posturas, permanecen en silencio.

Tras la reunión, el P. Martin aseguró que León XIV quiere mantener el mismo enfoque que Francisco en temas LGBTQ. Sin embargo, Lawler advierte que el jesuita es hábil en manipular los hechos, y su versión es la única que ha trascendido públicamente.

Finalmente, el periodista concluye que el encuentro es un motivo de escándalo, pero “el verdadero escándalo es que no debería sorprendernos”.