(CATOLIN).- En un año marcado por la violencia contra los misioneros, la Iglesia católica se encuentra de luto por la pérdida de veinte personas que dedicaron sus vidas a la difusión del Evangelio en diferentes partes del mundo. La agencia vaticana de noticias Fides informa que este número supera en dos a las víctimas registradas en 2022.

La tragedia alcanzó proporciones devastadoras en Nigeria, donde el padre Isaac Achi fue quemado vivo durante un ataque armado en su parroquia en la diócesis de Minna. Este acto atroz se suma a la cifra alarmante de misioneros asesinados en África, donde nueve perdieron la vida en total, incluyendo casos en Burkina Faso, Tanzania, Camerún y la República Democrática del Congo.

En América, México enfrentó la mayor parte de los asesinatos misioneros, con dos sacerdotes y dos jóvenes catequistas cayendo víctimas de la creciente inseguridad relacionada con el narcotráfico. Estados Unidos también sufrió dos trágicos casos: el asesinato del obispo David O’Connell y del padre Stephen Gutgsell.

Asia no estuvo exenta de la violencia, con cuatro laicos católicos asesinados en 2023. En Filipinas, dos estudiantes católicos fueron víctimas de un atentado durante una misa en la Universidad Estatal de Mindanao. En Gaza, Nahida Khalil Anton y su hija Samar Kamal Anton, activas feligresas, fueron asesinadas por francotiradores mientras se dirigían al convento adyacente de las Hermanas de la Madre Teresa.

En España, Diego Valencia, sacristán de la parroquia de Nuestra Señora de La Palma, en Algeciras, fue apuñalado por un joven marroquí armado con un machete.

El informe de Fides destaca que la mayoría de las víctimas compartían la «ordinariez» de sus vidas y circunstancias. A pesar de los peligros y desafíos en entornos marcados por la pobreza, la violencia y la opresión, estos misioneros no renunciaron a su compromiso cristiano. La agencia señala que podrían haber buscado lugares más seguros o reducido sus compromisos, pero eligieron permanecer y ofrecer su «sencillo testimonio evangélico».