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Mons. Strickland recuerda que quien está en pecado mortal no puede comulgar

-El obispo subraya que antes de recibir la Eucaristía, uno debe buscar la santidad y confesar cualquier pecado mortal de manera sacramental.

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Mons. Joseph Strickland.

(CATOLIN).- El obispo Joseph E. Strickland de Tyler, Texas, ha emitido una carta pastoral en la que enfatiza la importancia de estar en estado de gracia para recibir la Sagrada Comunión, abordando cuestiones clave de la fe católica y la moral. Mons. Strickland, cuya permanencia en su cargo está siendo objeto de especulación, ha sido elogiado por su firmeza en la defensa de la fe católica tradicional en medio de los desafíos contemporáneos.

La carta pastoral del obispo aborda la Eucaristía, uno de los sacramentos centrales en la fe católica, y destaca la necesidad de no estar en pecado mortal al recibir la Comunión. El obispo cita una oración comúnmente recitada antes de la Comunión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero di una sola palabra y mi alma será sanada». Esta oración reconoce la indignidad inherente de los seres humanos para recibir el Cuerpo de Cristo por sus propios méritos, pero también enfatiza la misericordia divina que puede hacerlos dignos a través del arrepentimiento y la conformidad con la gracia de Dios.

Mons. Strickland define el pecado mortal como «todo pecado cuya materia sea grave y que haya sido cometido voluntariamente y con pleno conocimiento de su gravedad». Enumera ejemplos de tales pecados, que incluyen el asesinato, el aborto, actos homosexuales, relaciones sexuales fuera del matrimonio, pensamientos impuros y el uso de anticonceptivos. El obispo subraya que antes de recibir la Eucaristía, uno debe buscar la santidad y confesar cualquier pecado mortal de manera sacramental.

El obispo hace referencia al Código de Derecho Canónico de 1983, que establece que una persona consciente de un pecado grave no debe recibir la Comunión sin confesión previa, a menos que exista una razón grave y no haya oportunidad de confesarse. Mons. Strickland destaca la importancia de arrepentirse y recibir la absolución sacramental antes de comulgar.

En la carta, el obispo aborda también temas delicados relacionados con la recepción de la Eucaristía. Explica que la Iglesia no puede ofrecer la Comunión a personas que participan activamente en relaciones homosexuales o que no viven de acuerdo con el sexo con el que fueron creados. También recuerda la doctrina católica sobre el adulterio y la necesidad de arrepentimiento y confesión antes de recibir la Eucaristía para aquellos que viven en una unión adúltera.

El obispo Strickland destaca la importancia de compartir estas verdades con otros, especialmente con aquellos que no son católicos. Insiste en que todos los seres humanos son hijos de Dios y los anima a compartir su fe, incluso si no pueden recibir la Comunión, para explicar por qué este sacramento es especial y por qué está reservado solo para los católicos en estado de gracia y en comunión con la Iglesia.

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