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Mons. Patrón Wong: Ser sal del mundo no es una opción para el cristiano

– El Arzobispo de Xalapa exhortó a los laicos a llegar a todos los rincones donde los consagrados no pueden llegar.

Mons. Patrón Wong - CATOLIN

Mons. Jorge Carlos Patrón Wong. Foto tomada por: Rolando Tobit de CATOLIN

(CATOLIN).- Mons. Patrón Wong, Arzobispo de Xalapa exhortó el pasado domingo 5 de febrero, a los fieles reunidos en la Catedral a ser sal, luz y ciudad visible en cada aspecto de sus vidas, dado que, para el cristiano, no es una propuesta o deseo sino un mandato de Jesús para sus discípulos.

Al inicio de su homilía el Arzobispo condujo la atención de los feligreses al hecho de que Jesús dirige su mirada a cada uno de sus discípulos (nosotros), los que están cerca de Él, en primera línea para darles su mensaje.

Al hablar de las “imágenes” de la sal, luz y ciudad propuestas por el Evangelio, Mons. Patrón Wong externó que Jesús “usa tres imágenes profundas, sencillas, que nos hacen ver la sencillez y la profundidad de nuestra vida cristiana”.

Agregó que este mensaje es para todos por el hecho de estar bautizados, impregnados del Espíritu Santo y ser amados por Dios. “No dice: (refiriéndose a las “imágenes” de sal, luz y ciudad) deberían ser, espero que sean, me gustaría que sean… Nosotros somos”.

LA SAL

Al referirse a la primera imagen de la sal dijo: “Da sabor precisamente cuando no se ve; y el Cristiano es así, estamos para salar, para dar sabor a todas las acciones, pensamientos, obras donde estemos; en todo hasta lo más pequeño, un saludo, un servicio, un trabajo, una oración, una escucha; y en todas partes, en la calle, en el mercado, en el trabajo, en la escuela, en el taxi, en el transporte; donde tú vayas, comienzas a dar sabor de Evangelio, sabor de Cristo, sabor de amistad, sabor de amor, sabor de escucha, sabor de consuelo, sabor de confianza, sabor de fe”.

Exhortó a que, con la asistencia de la Misa dominical, los laicos lleguen a donde no pueden llegar los sacerdotes y obispos, “los niños llegan a otros niños, los adolescentes llegan ahí donde están los adolescentes, los jóvenes ahí donde están los jóvenes, los adultos donde están los adultos, y los ancianos también. La labor nuestra es dar sabor de Evangelio, sabor de Cristo”.

LA LUZ

Como segunda “imagen”, habló de la luz y recordó que la luz única y verdadera es Jesús “un día aparece la luz y aparece allí en el nacimiento de un niño, que lo que celebramos en Navidad. Aparece porque María y José abrazan a la luz, que es un niño, que es una persona concreta, que es Jesucristo”.

Y agregó “pero hoy Jesús además de hacernos sentir que es la luz que ilumina nuestras vidas va más allá y dice: ‘ustedes son la luz’ es decir todo contacto con Cristo, automáticamente, inmediatamente, nos hace reflejar a Cristo”.

Al referirse sobre lo más bello que tiene la luz, Mons. Jorge dijo: “hace reflejar lo bello y también hace reflejar lo malo, y la luz de un cristiano simplemente hace distinguir lo bueno y lo malo, aquello que es de Dios y lo que no es de Dios. Precisamente la luz tiene mayor valor ahí donde hay oscuridad”.

LA CIUDAD

Finalmente habló de la “imagen” la ciudad sobre el monte “Nadie puede decir que no la ve simplemente por estar ahí y todo el mundo la ve. Creo que así son nuestras familias cristianas, grupos apostólicos, nuestras parroquias, nuestra vida comunitaria, cuando dos o más de nosotros en el nombre del Señor nos reunimos para orar, para trabajar, para esforzarnos, para cambiar un poquito lo que está entorno a nosotros”.

Más adelante recordó, que al ser como esa ciudad arriba del monte, somos observados “la verdad es que nos observan nos ven y tal es así, que cuando nosotros como personas o como comunidad hacemos cosas incoherentes, contrarias al Evangelio, automáticamente nos critican”. Y exhortó a hacer el bien sin la necesidad de anunciarse.

Al término de su homilía, recordó que estamos llamados a ser sal, luz y una ciudad para mayor gloria de Dios “para hacer presente a Dios, nosotros no somos como esas personas que tienen manías de ser vistos, de ser alabados, de ser aplaudidos. Somos aquella sal, aquella luz, aquella pequeña ciudad, que simplemente glorifica a Dios y acerca a otros para descubrir a Dios. No es para nosotros, es para mayor gloria de Dios y para que Dios use nuestras vidas, nuestras pequeñas acciones, para que otros se acerquen a Él y experimenten el amor de Dios Padre”, concluyó.

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1 comentario en “Mons. Patrón Wong: Ser sal del mundo no es una opción para el cristiano”

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