Hoy se celebra a San Tobías, personaje bíblico asistido por el arcángel Rafael
– Se casó con una mujer de su propia religión, llamada Ana, y tuvo un hijo al cual le puso también el nombre de Tobías.
San Tobias. foto por: dominio público.
Por: Ale Villegas
(CATOLIN).– La historia de San Tobías se encuentra en el libro de la Biblia que lleva su nombre, mismo que significa: «Dios es bueno».
De acuerdo a las Sagradas Escrituras, Tobías siempre cumplió con sus deberes religiosos. Siendo muy joven, sus familiares se apartaron de la verdadera religión y empezaron a adorar al becerro de oro, pero él nunca quiso rendirse ante aquel ídolo y fue el único que en su familia iba en las grandes fiestas a Jerusalén a venerar al único Dios.
Siempre daba la décima parte de lo que ganaba para el Templo y para los pobres.
Se casó con una mujer de su propia religión, llamada Ana, y tuvo un hijo al cual le puso también el nombre de Tobías.
Fue exiliado con los judíos, pero llegó a tener una alta posición en el gobierno en Nínive. Más tarde vino el nuevo rey, Senaquerib, quien persiguió a los judíos, y Tobías perdió su puesto quedando en la miseria.
Tiempo después quedó ciego al caerle estiércol en los ojos de un nido mientras dormía. Su esposa le reprochaba por su condición, pero él se mantuvo fiel al Señor.
Tobías, lleno de tristeza, se retiró a llorar, y rezaba diciendo: «Dios mío, todos estos sufrimientos nos llegan por los pecados que hemos cometido. Señor, apiádate de mí, y si he de seguir sufriendo tantas humillaciones, más bien acuérdate de mí, y llévame hacia Ti».
Su hijo Tobías fue a una ciudad lejana a buscar un dinero que le debían a su padre. Le acompañaba un joven que resultó ser el Arcángel Rafael.
En esa ciudad distante se enamoró de Sara, pero le advirtieron que ella se había casado 7 veces y sus maridos siempre morían por causa de un demonio. Rafael le dijo que no temiera y que la tomase por esposa.
Tobías y Sara rezaron fervorosamente en la noche de bodas poniéndose al amparo de Dios. Después regresaron a Nínive con su padre.
Por mandato de Rafael, el joven Tobías restregó los ojos de su progenitor con la hiel de un pescado que había tomado en el río. Se cayeron entonces las escamas de sus ojos y recobró la vista.
Cuando Tobías se disponía a darle a Rafael la mitad del dinero que tenía como agradecimiento, este se identificó como el ángel del Señor y desapareció.
San Tobías, ora pro nobis.
Ale Villegas es jefa de redacción en CATOLIN, Licenciada en Derecho por la Universidad Veracruzana (UV) y en Geografía por la Universidad Veracruzana.