(CATOLIN).– Navegando en Facebook encontré un recuerdo del año pasado alusivo a mi bautismo, el cual fue el 25 de febrero de 1996 y recordé la intensión que desde hace un tiempo he tenido de no pasar desapercibido este día, pues fue la fecha en la que me convertí en hijo de Dios.

En CATOLIN de diferentes maneras hemos exhortado a nuestros seguidores a festejar y dar gracias a Dios por el Sacramento del bautismo, pues es una alegría festejar el día de nuestro alumbramiento a este mundo terreno, ¡cuánto nos debe de llenar de alegría al cristiano el nacimiento por las aguas bautismales!

El trabajo y las responsabilidades que conllevan mi día y también por qué no decirlo, un poco de desorganización; provocaron que tomara conciencia de este importante acontecimiento un poco tarde y sin pensarlo dos veces comentando la idea con mi esposa, me animé a escribir esta “Pluma de Fe” con la intención de motivar a nuestros lectores a que tomen conciencia de la fecha en que fueron bautizados, y puedan alegrarse y sobre todo dar gracias a Dios.

Para muchos católicos la fecha bautismal queda en el olvido y si bien les va; se acordarán de ella al husmear algún álbum fotográfico perdido en casa, y este no quiero que sea mi caso, ni tu caso.

Hoy no hay invitados en mi hogar, no hay un pastel, no está lleno mi muro ni mi bandeja de mensajes, de felicitaciones de mis familiares, de mis seres queridos, y ni de conocidos, no hay regalos físicos… y ¿es un festejo?

Sí, claro que lo es, porque la fecha del bautismo muchas veces lo viviremos dentro de un Belén, es decir: con la alegría de saber que somos hijos de Dios, que nuestro Salvador está presente en nuestro hogar ante la indiferencia del mundo, donde hay un reclinatorio y antes de acabar el día puedo encender la vela de un cirio y soplarla al final de mi oración, donde hay una felicitación del Espíritu Santo el cual permitió que con la inteligencia recordara esta fecha, y el mayor regalo ya lo tengo y es Él, Jesús en un madero, Jesús resucitado y ese regalo no depende de mí economía, de mi salud de mi mucha o poca fe, ese regalo es y está.

Por eso antes de terminar el día 25 de febrero de 2023 con estas líneas le quiero decir al Señor gracias por la gracia del bautismo, gracias por salvarme, gracias por tu Iglesia, gracias por la vida, gracias por la salud y la enfermedad, gracias por la alegría y la tristeza, gracias, gracias, gracias.

Ojalá mañana mismo puedas buscar en tus papeles de “documentos importantes”, o preguntarles a tus padres o investigar en tu parroquia el día de tu bautismo y que no vuelva a pasar desapercibido, así como seguramente no olvidas tu cumpleaños.

¿Qué alegría más grande podemos tener que el saber que somos amados por Dios? Ojalá la descubramos antes de que la noche llegue a nuestras vidas.

Como ya es costumbre te invito hacer la oración que el Señor me inspiro hace unos años para finalizar esta Pluma de Fe.

Te amo Jesús puedes contar conmigo,
no quiero bajarme de la barca,
y tampoco te quiero despertar,
en ella duerme,
me basta saber que Tú estas aquí