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En el Sínodo, una seglar recibió aplausos al expresar su desacuerdo con el tratamiento del tema de la ordenación de mujeres

– Afirmó que la maternidad, tanto biológica como espiritual, es fundamental para comprender el papel de las mujeres en la Iglesia.

En el Sinodo una seglar recibio aplausos al expresar su desacuerdo con el tratamiento del tema de la ordenacion de mujeres

Sínodo de la Sinodalidad en Aula Pablo VI del Vaticano. Foto por: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

(CATOLIN).- Durante una sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad, una seglar recibió un fuerte aplauso por su discurso en el que cuestionó la presión para la ordenación de mujeres en la Iglesia Católica. El acontecimiento subraya la relevancia que ha adquirido este tema en el Sínodo, a pesar de los esfuerzos de los organizadores por centrarse en otros asuntos.

En su intervención, la mujer argumentó que la insistencia en la ordenación de mujeres es un intento de «clericalizar a los seglares». Además, señaló que la atención en torno a este tema distrae de las necesidades y deseos de las mujeres en la Iglesia. Afirmó que la maternidad, tanto biológica como espiritual, es fundamental para comprender el papel de las mujeres en la Iglesia, haciendo referencia a la importancia de la Virgen María como ejemplo de feminidad en la tradición católica.

La intervención generó fuertes aplausos entre algunos de los 365 miembros del Sínodo presentes en la sala. Un participante describió el discurso como «profundo y real», destacando la alegría y alivio que se percibió en la audiencia.

Sin embargo, es importante señalar que el debate en el Sínodo sobre la ordenación de mujeres ha generado opiniones divergentes. Mientras esta seglar expresó sus preocupaciones, otros participantes han abogado abiertamente por la ordenación de mujeres, incluso al diaconado y al sacerdocio. Esta controversia demuestra la creciente importancia que ha adquirido el tema en el Sínodo, a pesar de los esfuerzos del Papa Francisco por minimizar su relevancia.

El Papa Francisco ha sostenido que el enfoque en la ordenación de mujeres es en gran medida una cuestión de especulación mediática y no el punto central de la asamblea. A pesar de esto, algunos miembros del Sínodo han expresado su intención de abordar esta cuestión durante las discusiones.

No se puede ordenar mujeres

San Juan Pablo II dejó bien claro en Ordinatio sacerdotalis que la cuestión de la ordenación de mujeres ha sido zanjada definitivamente por el Magisterio de la Iglesia. Lo  hizo con las siguientes palabras:

4. Si bien la doctrina sobre la ordenación sacerdotal, reservada sólo a los hombres, sea conservada por la Tradición constante y universal de la Iglesia, y sea enseñada firmemente por el Magisterio en los documentos más recientes, no obstante, en nuestro tiempo y en diversos lugares se la considera discutible, o incluso se atribuye un valor meramente disciplinar a la decisión de la Iglesia de no admitir a las mujeres a tal ordenación.

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

A pesar de la claridad de las palabras de San Juan Pablo II, todavía hubo quien planteó dudas sobre el carácter definitivo de esta doctrina. La Congregación para la Doctrina de la Fe volvió a confirmar la fe católica sobre esta materia:

Congregación para la Doctrina de la Fe. Respuesta a la duda propuesta sobre la doctrina de la Carta Apostólica «Ordinatio sacerdotalis»

Pregunta: Si la doctrina que debe mantenerse de manera definitiva, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.

Respuesta: Sí.
Esta doctrina exige un asentimiento definitivo, puesto que, basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Lumen gentium, 25,2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32), ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la Audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Respuesta, decidida en la Reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado su publicación.

Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de octubre de 1995, en la fiesta de los Santos Simón y Judas.

Joseph Card. Ratzinger
Prefecto
Tarcisio Bertone
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario

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