Cardenal Müller en el Sínodo: «Dios nunca bendice el pecado que separa al hombre de la fuente de la vida eterna»
– En sus declaraciones, el ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe abordó varios temas que han estado en el centro de las discusiones

Cardenal Müller en el Sínodo
(CATOLIN).- La Asamblea sinodal se acerca a su conclusión, y a medida que se espera el documento final que recogerá las discusiones compartidas durante estos días, diversos participantes han compartido sus experiencias y reflexiones sobre el desarrollo del Sínodo. A pesar de las restricciones impuestas por Roma en cuanto a la divulgación de información y la selección de voces que intervienen en las conferencias de prensa posteriores a las sesiones sinodales, algunos han buscado hacer oír sus voces para ampliar el alcance de la conversación más allá de los canales oficiales del Vaticano.
El cardenal Müller, designado directamente por el Papa Francisco para participar en el Sínodo, ha expresado su perspectiva a pesar de haber tenido una participación limitada, con solo una oportunidad de hablar en público. Aunque su influencia en el sínodo fue restringida, el cardenal alemán resalta la calidad de las conversaciones que se llevaron a cabo en el marco de este evento.
En sus declaraciones, el ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe abordó varios temas que han estado en el centro de las discusiones, como la «bendición de la sexualidad extramatrimonial, antes y fuera del matrimonio, diaconado y ordenación sacerdotal de las mujeres, nivelación de la diferencia entre sacerdotes, obispos y laicos». Estos temas han sido objeto de debate constante durante el Sínodo.
El cardenal alemán lamentó ciertos enfoques que se discutieron en el Sínodo, señalando que en ocasiones escuchaba hablar de «el Espíritu de una manera completamente anticatólica/poco ortodoxa», sin considerar la naturaleza divina del Espíritu Santo. Müller hizo hincapié en que el Espíritu Santo es una persona divina y no simplemente un fluido, y debe ser mencionado en conjunción con el Hijo y el Padre en la comprensión católica ortodoxa.
En resumen, el cardenal Müller, a pesar de sus limitaciones en el Sínodo, ha ofrecido su perspectiva sobre los temas discutidos y enfatizado la importancia de mantener una comprensión ortodoxa y católica en las conversaciones sobre asuntos teológicos y espirituales.
Intervención que protagonizó el cardenal Müller en el Sínodo el 11 de octubre sobre el sacerdocio:
El Vaticano II es la mejor guía para orientar la Iglesia en el siglo veintiuno. Porque su doctrina es la auténtica expresión de la fe católica.
Quisiera decir solo algo sobre el sacerdocio ministerial.
“Presbterorum Ordinis” señala las tareas importantes que los sacerdotes ordinados deben realizar en la renovación de la Iglesia de Cristo. El sacerdocio sacramental no es un grado superior dentro del sacerdocio común de toda la iglesia, como dijeron los protestantes: Más bien vale: “El sacerdocio de los presbíteros supone, ciertamente, los sacramentos de la iniciación cristiana, pero se confiere por un sacramento peculiar por el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan marcados con un carácter especial que los configura con Cristo Sacerdote, de tal forma, que pueden obrar en nombre de Cristo Cabeza.” (PO 2) Es Cristo mismo quien llama, enseña, forma a sus apóstoles y a sus sucesores y les hace partícipes de su consagración y misión del Padre (PO 2).
La crisis de vocaciones, por tanto, no proviene de la gracia divina y del estilo carismático de vida del celibato, sino que, en el caso de abusos sexuales o espirituales, resulta de defectos psicosociales y morales de hombres individuales, especialmente cuando uno desprecia los mandamientos sexto y noveno del Decálogo.
Pero también sabemos que algunos inocentes han sido acusados simplemente por ser sacerdotes y para socavar la credibilidad de la Iglesia. El grave pecado del abusos deshonestos de adolescentes o la impudicia entre personas del mismo o del sexo opuesto excluye del reino de Dios (1 Cor 6,9; Rom 1, 26f). Un pecado mortal es lo contrario a una expresión de amor de Dios. Porque Dios nunca bendice el pecado que separa al hombre de la fuente de la vida eterna y lo lleva a la ruina.
Al formar a los seminaristas para que sean buenos pastores que den su propria vida por el rebaño de Cristo, no debemos adoctrinarles con repetir la fraseología neo-marxista y pseudo-psicológica de la revolución cultural del siglo pasado, sino que debemos orientarles en el amor personal a Cristo con respecto a la antropología y la teoría moral y social cristianas como lo hizo magníficamente el Concilio en «Gaudium et spes».
Toda división de la Iglesia en el esquema de izquierda-derecha de los partidos políticos o en direcciones ideológicas fracasa. La unidad de la Iglesia no se establece mediante una fórmula de compromiso, sino que tiene su origen y fuente constante en Cristo, su Cabeza, que mantiene unidos a todos los miembros de su cuerpo, que es la Iglesia.
Nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto: Jesucristo.
Este sínodo de obispos da frutos sólo cuando seguimos el camino nuevo y recto del Syn-hodos, la compañía con Cristo, es decir, cuando seguimos a Aquel que se ha revelado en su persona como He Hodos, el camino, la verdad y la vida.

CEO de CATOLIN, Lic. en comunicación por la Universidad Anáhuac Veracruz Campus Xalapa, Mtro. en Mercadotecnia por la Universidad de Xalapa, Fotógrafo y rapero católico.