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3 enseñanzas que nos ayudan a conocer a Dios

¿De qué puedo vanagloriarme, dice San Pablo, si todo es don y gratuidad tuya?

3 ensenanzas que nos ayudan a conocer a Dios

Imagen referencial. Foto Por: Cathopic

(CATOLIN).– Catolin hoy compartimos 3 enseñanzas, propuestas por el Pbro. Rafael Luna que nos ayudarán a esforzarnos por conocer más al señor.

En su homilía del domingo 4 de junio, el Pbro. Luna, explica que debemos tener cuidado en no caer en el mismo peligro de los fariseos, quienes siendo personas sumamente religiosas, practicantes de la ley de Dios y conocedoras de la Palabra de Dios, tenían ideas equivocadas de Él, puesto que pensaban que Dios despreciaba a quienes no cumplían con la ley, por eso se extrañan de que los pecadores y publicanos se acercaran a Jesús, que Él comiera con ellos y que los llamara a su seguimiento.

También nosotros podríamos tener esta idea equivocada, si pensamos que Dios quiere a los buenos y desprecia a los malos, o peor tantito cuando alguien dice de sí mismo: “No soy digno de acercarme a Dios”.

En este sentido, estas son las 3 enseñanzas propuestas por el Pbro. Rafael que nos ayudaran en el esfuerzo por conocer más al Señor, por medio de su Palabra, de su Iglesia, de sus Santos, etc.

1.- Reconocer que nada es mérito nuestro, todo es gratuidad de Dios

En el inicio de la vida espiritual, dice San Juan de la Cruz, que Dios permite a la persona disfrutar de su cercanía, porque es Él, quien quiere hacerse cercano de quien lo busca. Las largas horas de oración no le causan ningún problema a esa persona, prestar servicios en la iglesia no es ninguna dificultad, el problema comienza… el desconocimiento de Dios comienza… cuando la persona confunde esfuerzo personal con pura gratuidad de Dios.

Desconocer a Dios es desconocer su gratuidad y la gracia que Él nos ofrece para poder realizar nuestra vida cristiana. Nada es mérito personal, nada es voluntarismo personal, todo es pura gratuidad de Dios. Por eso en el Evangelio Jesús nos ha enseñado a decir: “Siervo inútil soy y no he hecho más que lo que tenía yo que hacer”.

¿De qué puedo vanagloriarme, dice San Pablo, si todo es don y gratuidad tuya?

Una persona que no conoce a Dios, cree que todo lo que tiene o hace es puro merito personal.

2.- Vivir confiado en la gracia de Dios

Siguiendo por ese camino incorrecto, la persona examina superficialmente su conciencia, si habla de pecado, pero en general no le gusta que le señalen sus errores. Si pide a Dios que le quite sus pecados y defectos es solo por no querer vivir en la lucha que todo cristiano está invitado a vivir.

Desconocer a Dios es desconocer porqué vivimos en las pruebas, San Pablo en un momento de su oración le dice al Señor ¡Quítame esta espina! Al respecto, los comentaristas de la Sagrada Escritura hablan que esa espina pudo haber sido muchas cosas… una enfermedad física, una enfermedad moral, algún pecado, no se sabe, pero San Pablo le dice al Señor quítame esto y Dios le dice: ¡no “mi gracia te basta” pero no te lo voy a quitar!, desconocer al Señor es preguntarse ¿y por qué no puedo superar esto? Desconocer al Señor es creer que Dios me tiene que quitar todas las incomodidades y todas las dificultades y desconocer que el Señor nos ha dicho “Toma tu cruz y sígueme”. El cristiano vive confiado en la gracia de Dios, en una lucha continua.

Dios en su pedagogía permite que de vez en cuando caigamos en pecado o nos salgan mal las cosas ¿y por qué? porque podemos decirnos que somos buenos, pero no tanto como creemos y eso nos mantiene a raya, en la humildad y en la sencillez de reconocer que podemos cometer errores.

3.- Creernos que somos muy buenos y juzgar a los demás

Un síntoma más de no conocer a Dios es la dureza de los juicios que podemos hacer de los demás. La persona que se siente tan buena, juzga duramente a los demás y lo encontramos también en el Evangelio cuando Jesús nos puso el ejemplo de aquel fariseo que oraba en el templo erguido diciéndole a Dios: “te doy gracias Señor porque yo no soy como los demás hombres… pecadores, adúlteros, ladrones, yo si soy bueno, yo si cumplo con la ley, yo si ayuno y hasta dos veces”, eso no es conocer a Dios.

¿Creemos que vamos a impresionar a Dios con nuestras obras? La persona que cree impresionar a Dios y se siente con derecho de juzgar la vida de los demás, no conoce a Dios, no sabe que Él ha venido a buscar lo que estaba perdido, que el enfermo es el que necesita del médico, él no conoce a Dios.

Tal y como lo dice el profeta Oseas, esforcémonos por conocer a Dios, que en su misericordia nos llama a todos por igual.

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